Después de seis sesiones, a razón de seis actuaciones por jornada, y tras dos sentencias del jurado, por fin llegó el día más especial para los aficionados del carnaval murguero. Esta noche, a partir de las 22.30 horas, se celebrará la gran final del COMBA 2020 en el teatro López de Ayala de Badajoz.

Los que se reparten el testamento (‘Muraniños’) serán los encargados de inaugurar la sesión. Intentarán ascender a la cima del certamen murguero después de ser tres veces segundos en cuatro años. Su actuación de preliminares los situó como favoritos, junto a un par de murgas más. Pero en las semifinales se trastocaron todas las previsiones. No es descartable que vuelvan a conquistar el título de subcampeones del concurso, un título al que parecen estar abonados. Pero eso de quedarse tantos años al borde de la victoria seguro que no responde a sus aspiraciones. En cualquier caso, su actuación de este año es muy redonda. Sus personajes están muy bien definidos e interpretados. Sus letras tienen contenido y están barnizadas con brochazos de un humor ácido muy apetecible. Y pueden, por tanto, aspirar a lo más alto. No parece, eso sí, que el contexto les sea todo lo favorable que podría haber sido quizá otro año. Porque a veces, una muy buena actuación queda soslayada por otra que alcanza a rozar la excelencia.

Al Maridi podría convertirse esta noche en la primera murga que repite dos victorias consecutivas desde el año 2000, cuando Taways renovó el título de 1999. Después de su actuación en semifinales, mucha gente coincide en que tienen muchas papeletas para poder conseguirlo. Y no por demérito de sus contrincantes, sino por méritos propios. Porque su actuación del pasado martes fue memorable. Cambiaron el disfraz, la escenografía y gran parte de su repertorio. Cantaron afinadísimos y con una fuerza descomunal. Introdujeron críticas en temas de calado. Y montaron una auténtica fiesta sobre las tablas. Por muy conservador que sea un grupo a la hora de gestionar sus opciones y expectativas, hay ocasiones en que se sabe tocado por la varita de la divinidad. Y eso se nota especialmente cuando se ve a una murga entera disfrutando sobre las tablas. Los miembros de Al Maridi disfrutaron como indios, literalmente, en preliminares. Pero su actuación de semifinales fue una de esas que perdura en la memoria de la afición por años. No sabemos si saltarán a las tablas como indios, como vaqueros, como ambos o encarnando a un tercer personaje. Lo que es seguro es que nos volverán a deleitar y que sus perspectivas en el concurso son de lo más halagüeñas.

Antes del descanso, saltarán a las tablas Los 3W, que intentarán revalidar el título que ya consiguieron en 2011, con su famoso Musical de Muerte. Faltaron al concurso en 2019 y se les echó muchísimo de menos. Son una de esas agrupaciones que tienen personalidad propia. Y cuando no están no hay nadie que cubra su hueco. Su última incursión en el COMBA fue genial. No hay nadie que no recuerde a aquellas madres antiguas y modernas. Presentaron un proyecto tan divertido que los videos con algunas de sus actuaciones callejeras llegaron a sumar millones de visualizaciones en la red. Este año van de Dalí. Aprovechan la figura del artista catalán para hilvanar toda su actuación. Su postura sobre las tablas destila, como siempre, gracejo. Y sus chispazos de ingenio son siempre divertidos. Como es habitual, llevan una presentación y popurrí muy potentes, pasodobles en los que abordan los temas desde perspectivas inéditas y cuplés concisos y divertidos. Aportan, asimismo, melodías pegadizas y voces bien compactas, que modulan en función del sentido más crítico o burlón de lo que están cantando.

Tras el descanso, podremos ver en el escenario a Carmen La Faraona, que es el personaje con que Las Chimixurris aspirarán a subir a lo más alto del podio, después de haberse alzado con el cuarto premio en las dos últimas ediciones del COMBA. Su proyecto reivindica las raíces flamencas de Badajoz, así como su carácter abierto, permeable y tolerante. El tipo que encarnan en esta ocasión les viene que ni pintado a la hora de demostrar sus óptimas cualidades interpretativas, que se traducen en unas voces afinadas y potentes, armonías y coros deliciosos y una fuerza y consistencia sobre las tablas que apabullan. Este año, además de las altas dosis de crítica que siempre inyectan a sus repertorios, se muestran más festivas y desenfadadas, y esto le aporta alegría y simpatía al conjunto de su propuesta.

Después del paso por el tablao de Las Chimixurris, llegarán Los Mirinda, que intentarán lograr su primera victoria cantando desde lo alto de una cornisa en la que será su quinta final consecutiva. Este año nos han vuelto a demostrar que tienen un auténtico don para la creación de personajes carismáticos a partir de un molde que no valdría nada en manos de otros. Saben insuflar vida a los personajes y los dotan de una simpatía y atractivo naturales. Dominan, asimismo, el arte de los dobles sentidos y la fina ironía. Y esto enriquece siempre el tono de cualquier repertorio. Los temas y contenidos que abordan son también interesantes y variados. Y el modo en que interpretan es siempre guasón y divertido. En el plano musical y vocal, van todos a una. Y demuestran una solvencia que solo puede admirarse en grupos tan compactos y consistentes como el suyo.

Finalmente, para clausurar la final, aparecerá Water Closet, que luchará por consolidar esa tendencia ganadora en los años pares que le llevó a conquistar el primer puesto en los años 2014, 2016 y 2018. Y podrían lograrlo, porque presentan un proyecto muy sólido, con un personaje, el Piti, que les viene como anillo al dedo a la hora de dar rienda suelta a su humor fino y con paradinha. La agilidad que demuestran sobre las tablas es siempre digna de reseña. A nivel vocal y musical se muestran poseídos por las señas de identidad de su personaje. Y en el plano de los contenidos, exhiben un domino del relato que imprime un magnetismo muy especial a su repertorio.