TNto me explico el escaso eco que han tenido las sugerencias de Juan Carlos Rodríguez Ibarra --que ahora habla como ciudadano y profesor, aunque nadie pueda olvidar el cargo que ocupó hasta hace bien poco-- sobre la necesidad de introducir en la Constitución Española la realidad virtual, que él distingue, con alcance y acierto, de la realidad física, en el plano social y político. La última vez que ha salido a la palestra con este planteamiento fue el pasado fin de semana en las páginas de opinión de El País , y parece mentira que lo que dice, tan sencillo, tan didáctico, tan casi de Perogrullo que cae por su peso, no haya generado todavía debate entre los sesudos padres de la patria que creen que las cosas que preocupan a los ciudadanos --sobre todo, a los ciudadanos del futuro-- son el encaje autonómico, el diseño del futuro Estado al que vamos de cabeza, o derechos ciudadanos que están supertrillados y no requieren más contemplación.

Rodríguez Ibarra propone que en la reforma que hay que hacer de la Constitución --y que se hará, aunque los inmovilistas de ahora digan que no es necesario, porque España ha cambiado de manera extraordinaria y no se puede calzar el pie de un Gasol con un patuco-- hay que contemplar, antes que nada, la nueva realidad virtual, la nueva concepción de la sociedad y de las relaciones sociales que se desprende de ella, y los nuevos derechos que emanan de la misma. Lo dice con un estilo netamente extremeño, por la sencillez del vehículo semántico con el que lanza un concepto tan novedoso y revolucionario, y que yo creo que a nadie se le había ocurrido. ¿Incluir lo virtual en la Constitución?, se habrán preguntado, entre asombrados y divertidos, algunos de los genios que hay en este país, como si Rodríguez Ibarra se hubiese vuelto loco. Pues sí, señores. La propuesta es certera y el proponente tiene razón. La diferencia es que es extremeño. Estoy convencido de que una sugerencia así, llegada de la mano de un sabio extranjero, o de un líder de otra comunidad más publicitada, sería tomada en cuenta enseguida.

Pero no hay que preocuparse, porque lo que dice Rodríguez Ibarra --pionero del constitucionalismo virtual-- será un hecho pronto, aquí y en todo el mundo. Ha dado en el clavo.