Los contenedores amarillos permanecen amontonados en el ecoparque de la carretera de Valverde, pero cuando estos cubos se distribuyan en las calles de Badajoz, los pacenses deberán depositar en ellos los envases ligeros: plástico, latas y brick. Pero hasta que esto ocurra, la basura llega mezclada (todo en uno) al centro de residuos urbanos, que funciona desde hace más de seis meses, y allí se separa el material reciclable mediante un proceso que incluye una selección manual.

En estos momentos, y con la planta a pleno rendimiento, los envases que ahora se reciclan son una quinta parte de los que se recuperarán con el contenedor amarillo, según explica Manuel Tintoret, gerente de Gespesa, la empresa pública del plan de residuos.

El ecoparque atiende 38 municipios de la provincia, que suman 268.000 habitantes y desde que comenzó su actividad ha tratado 58.000 toneladas de basura. Al día llegan 340 toneladas, aunque los lunes se incrementan. La planta está a pleno rendimiento, pero se está tratando basura en masa, a pesar de estar diseñada para la selección en origen, con el contenedor amarillo, que no existe en ninguna de las localidades del área de Badajoz.

LOS DATOS El porcentaje más importante de material que ahora se recupera es el de compost (9,57%), procedente de la materia orgánica. También se obtienen férricos (076%), aluminio (0,04), PED (plásticos de color como el del suavizante o la lejía), PEAT (plástico transparente, de las botellas de agua, sin tapón), bricks (0,09), papel cartón (1,47%) y vidrio (0,12). Los cinco primeros materiales son los que van al contenedor amarillo y si ya estuviesen instalados, el tratamiento para el reciclaje se simplificaría muchísimo. Los materiales recuperados representan en estos momentos sólo un 15 a un 20% de la basura que llega.

Otro problema es la calidad, porque el producto que se obtiene de la basura mezclada "no tiene nada que ver" con la que llega ya separada "que si se hace bien es prácticamente materia virgen", apunta Tintoret. La media nacional de recogida de los contenedores amarillos está en 7-8 kilos por habitante y año, aunque en la región hay municipios donde se generan hasta 11. Hay que tener en cuenta que los envases pesan poco, con lo cual esta cantidad no es desdeñable.

También explica que aquí además se aprovechan de la ventaja de que los contenedores son de tapa cerrada, un diseño que aunque supone más dificultad para el que vierte, a cambio, la calidad del vertido es mayor. El consistorio recibirá más dinero de la empresa cuanto mejor se haga la selección.

En el ecoparque, la actividad se inicia con la llegada de los camiones, durante toda la jornada. Una criba con pinchos rompe las bolsas de basura, que se vacían. Primero se separa la materia orgánica, que sigue un proceso independiente hasta su conversión en compost, que conlleva la fermentación.

SIGUE EL PROCESO El rechazo sigue otra salida. En una primera cabina hay dos operarios que retiran los "voluminosos". En otra se seleccionan los plásticos y el brick. Los férreos son atrapados por un electroimán y el aluminio con un inductor de Foucault. El material sobrante se compacta y se lleva al nuevo vertedero impermeabilizado.

El vertedero antiguo ya no se usa, pero para sellarlo hay que esperar el asentamiento, que debe ser natural, según explica Francisco Cortés, delegado de FCC. Para que desaparezca a la vista hay que normalizar taludes, estabilizarlo y dar salida a las aguas pluviales. En estos momentos, está sellado en un 90% y se calcula que en verano se habrá completado.