Coincidiendo con el Día del Libro suelen publicarse los resultados de encuestas con los índices de lectura de la población que, por muy optimista que sea su interpretación, siempre dejan a la mayoría mal parada y a algunas regiones peor que a otras. Desconozco cómo se hacen estos sondeos para saber la progresión de la afición a la lectura, pero --a costa de lo que significa echar flores en mi tejado-- me gustaría saber cómo ha contribuido el reparto de un diario gratuito como es La Crónica de Badajoz en incrementar la afición por leer cada día, de lunes a viernes, camino del trabajo, en el autobús, en el bar, durante el primer café o en la sobremesa. Sin disponer de más datos que el de las cifras de reparto de este periódico, que ronda los 10.000 ejemplares, estoy convencida de que en Badajoz hay muchos más lectores de prensa desde que esta cabecera se reparte por toda la ciudad, con todo lo que conlleva, no solo en cuanto a que crea adictos a la lectura, sino a que fomenta la implicación de la ciudadanía con la actualidad informativa. Muchos crónicadictos son personas que antes no leían la prensa habitualmente y ahora, que les llega a las manos, no la sueltan.