No se han vuelto a ver. A raíz de que hace un mes se empezase a aplicar la nueva ordenanza municipal que prohíbe el ejercicio y la demanda de prostitución en espacios públicos de la ciudad, mujeres y hombres que prestaban estos servicios, fundamentalmente en el entorno de la calle de Joaquín Costa y la rotonda de los Tres Poetas, han dejado de hacerlo en la calle.

Es lo que ha constatado la policía local, así como cuantos conductores pasan habitualmente por este entorno y donde antes era habitual ver sobre todo a mujeres a cualquier hora del día. Según la información recabada por la concejala de Servicios Sociales, Rosario Gómez de la Peña, tras la aplicación de la ordenanza, la policía local tampoco ha detectado que la prostitución se haya trasladado a otra zona de la ciudad.

TAXISTAS

La propia concejala ha preguntado a taxistas que habitualmente pasan por las inmediaciones de Joaquín Costa y le han confirmado que han dejado de ver a las mujeres que antes se apostaban en este lugar, como tampoco las han detectado en otras zonas de la ciudad que recorren.

Para la concejala, el hecho de que no hayan vuelto a verse en la calle significa que el "primer objetivo" de la ordenanza se ha cumplido, pues recuerda y recalca que el ayuntamiento no tiene competencias para prohibir la prostitución sino que lo que se ha hecho es regular la utilización de los espacios públicos. En este sentido, apunta que puede que estas mujeres sigan ofreciendo sus servicios en domicilios particulares o en clubes, pero ella no puede tener constancia de que sea así.

También Cruz Roja ha constatado que estas personas ya no ejercen en la calle y lo ha hecho a través de la unidad móvil de emergencia social, que estas mujeres frecuentaban. Según ha informado el responsable de comunicación, Jesús López Santana, tras el paréntesis del verano, la unidad móvil ha vuelto a funcionar hace dos semanas. Sale los martes y los jueves y en las cuatro últimas salidas no han atendido a ninguna prostituta.

Cada uno de estos días atienden a una media de 15 personas, todas ellas sin techo, transeúntes que viven en la calle y cuya cifra irá creciendo a medida que se acerque el invierno y vayan descendiendo las temperaturas.

En esta unidad móvil de emergencia social va habitualmente un equipo integrado por un trabajador social, un psicólogo y voluntarios acompañantes cuya misión es atender a personas que están en la calle. Les facilitan comida, ropa de abrigo y también se ofrecen para gestionarles distintos recursos, como las solicitudes de tarjetas sanitarias o asesorarles sobre programas de la Administración destinados a personas en su situación. El sistema de trabajo de esta unidad ha seguido igual.