"Con este traje te pones en la piel de las personas mayores y quienes tienen alguna discapacidad, puedes comprender sus limitaciones y cómo se sienten. Es un modo de ponerte en su piel". Así contaba Antonio Díaz, arquitecto técnico --de la Oficina Comarcal de Vivienda y Urbanismo de la Diputación de Badajoz para Villafranca y Almendralejo--, sus impresiones al meterse en un 'traje de edad', que simula los problemas de movilidad y discapacidad asociados al envejecimiento.

Era un simulacro junto a la escalera y el ascensor de la calle Felipe Checa, dentro de un curso sobre accesibilidad en la urbanización y en la edificación que imparte la diputación para 16 de sus técnicos, con la empresa Capacita-T, cuya responsable, Ana Flor Pérez, dirigió el ejercicio y ayudó con el simulador.

"La idea es ver las dificultades que se encuentran los mayores en el día a día, como subir o bajar una escaleras o montar en un ascensor si no están debidamente señalizados, por eso utilizamos el traje de simulación", explicó Flor Pérez, mientras Antonio Díaz se esforzaba en subir un par de escalones.

El traje consta de unas gafas que simulan seis tipos de deficiencias visuales --Antonio probó el modo 'retinoplastia diabética'--, auriculares para la pérdida de oído, así como un chaleco y unos pesos para la espalda y las articulaciones --cuello, codos, muñecas, rodillas, tobillos--, que obliga a quien lo lleva a adoptar una postura de alguien de edad avanzada, con el cuello hacia adelante, la espalda encorvada y las piernas flexionadas.

"Es la sensación de me pesa el cuerpo", explicó Díaz, quien defendió que los técnicos y quienes tengan que decidir en materia de urbanismo y accesibilidad deberían probar el traje, "porque si un alcalde te pide un proyecto, tú, técnico, si no sabes cuáles son las dificultades de los usuarios, no podrás dar soluciones adecuadas", dijo. El comprobó la diferencia entre sentir el problema en su propia piel y no sentirlo.