Mucho rugido y pocas nueces, porque no es tan fiero el león como lo pintan. Cualquiera de estos dos dichos podría aplicarse a la trayectoria --breve aún, pero sonada-- del portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Badajoz, Luis García-Borruel. Sorpresivo fue el acuerdo de investidura que permitió al popular Francisco Javier Fragoso continuar como alcalde, gracias a la posición que mantuvo la formación naranja en el ayuntamiento, con un pacto previo que incluía 21 compromisos por parte del PP. Quedó claro entonces que no era un contrato de gobierno, sino que C's conservaría su independencia en la oposición a lo largo de la legislatura, marcando distancias con el equipo popular.

Desde el principio, el seguimiento del cumplimiento del pacto de investidura ha sido continuo. No estábamos acostumbrados a que alguien rechistase a los populares, siempre con mayoría absoluta, de la que presumían y hacían gala. Lo que no nos quedó claro es qué ocurriría si el PP no cumple todos los puntos del pacto. Y seguimos sin tenerlo. Yo creo que ni el propio Borruel lo sabe. ¿Retirará su apoyo al PP? ¿Qué apoyo? Si no hay acuerdo de gobierno no hay compromiso para prestar sus dos votos cuando el gobierno municipal los necesite. Y así parece que está siendo. ¿Votarían los concejales anaranjados a favor de una posible moción de censura? La oposición tiene escaños suficientes como para desbancar a Fragoso del trono consistorial, pero hasta ahora ningún grupo se ha echado para adelante y los tres parecen rehuir esta posibilidad.

Según Borruel, el PP ha cumplido 19 de los 21 puntos pactados y firmados en el papel. El recuento debería ser sencillo y simple. Bastaría con ir tachando los que ya son una realidad. Pero las cuentas no salen. Depende de quién las eche y de la lectura que se haga del documento, con toda su letra pequeña. Sí se ha cumplido el más sonado: la reducción de los concejales liberados, una medida que el partido gobernante compensó colocando en la diputación a varios de los que perdían la liberación. Este acuerdo ha sido uno de las que más ha fastidiado al PP, pues siempre ha defendido que los dedicados a las tareas municipales con exclusividad son insuficientes. En principio, esta actuación no ha tenido ningún efecto en la ciudad, a simple vista, ni en positivo ni en negativo, salvo la visión demagógica de quienes consideran que ya son menos los que chupan del bote, y no tienen en cuenta que la dedicación hay que pagarla y que nadie trabaja gratis.

No ha habido consenso para la rehabilitación del Campillo, ni parece que pueda alcanzarse. No sabemos nada de los responsables de la demolición del Cubo, ni de que ya hayan averiguado cómo pueden los vecinos de las pedanías elegir directamente a sus alcaldes, que ahora lo son por designación digital. Tampoco nos queda claro cuántos cargos de confianza han desaparecido. Dice el alcalde que los únicos con derecho a valorar si el acuerdo de investidura se ha cumplido son el PP y Ciudadanos y considera una intromisión que otros lo hagan, en referencia al PSOE. Según Fragoso, es como si entrásemos a sopesar el grado de cumplimiento del contrato del Real Madrid con su entrenador repudiado. No es lo mismo. C's representa a sus votantes, a quienes tiene que rendir cuentas. Y el PP a los suyos, a quienes tiene que demostrar que es un partido cumplidor, que sabe negociar y es capaz de gobernar en minoría con luz y taquígrafo, sin letras pequeñas ni vericuetos.