Cuatro personas han sido detenidas por los incidentes registrados la madrugada del pasado miércoles en la calle Olof Palme, en Suerte de Saavedra, cuando agentes de la Policía Nacional que acudieron a atender la denuncia de un particular a quien habían roto la luna del coche fueron atacados con piedras, palos y otros objetos por un grupo de vecinos. Las diligencias policiales aún no han concluido y no se descartan más detenciones.

Los detenidos son dos hombres y dos mujeres, identificados como L. R. L., G. C. R., J. R. S. y J. A. R. T., todos miembros de una misma familia. Tres están acusados de un delito de atentado a agentes de la autoridad --dos de ellos de otro de daños por ser los presuntos autores de la rotura de la luna-- y otro por simulación de delito, ya que se autoinculpó de haber sido él quien había causado los daños en el coche. Una joven de 18 años fue detenida durante el altercado y las otras tres personas al día siguiente.

El jefe superior de Policía, Angel Galán, compareció ayer para informar sobre estas detenciones y ofrecer su versión de lo ocurrido. Confirmó que cinco agentes resultaron heridos leves --con contusiones, hematomas y golpes en diversas partes del cuerpo y solo uno sufrió un pequeño corte superficial en la frente de apenas un centímetro --y aclaró que los daños en los vehículos fueron "mínimos" --un pequeño roce en un vehículo Zeta y un golpe en el parachoques de otro camuflado--.

Según relató Galán, tras recibir una llamada que informando de que se había roto la luna de un establecimiento --eso fue lo que inicialmente se comunicó-- en la que se identificó a los autores del hecho como "la rubia de los Rochos y su primo Gori", una patrulla se desplazó al lugar. Otra vehículo Zeta que en ese momento no tenía ninguna actuación también acudió.

Cuando los agentes llegaron observaron a varios grupos de personas y vieron cómo un hombre salía corriendo ante su presencia, por lo que intentaron identificarlo. Fue entonces, según la policía, cuando seis mujeres se abalanzaron sobre los agentes para cortarles el paso agrediéndoles con palos y con sus propias manos. Una de las más agresivas fue la joven identificada como "la rubia", por lo que fue detenida mientras el resto de mujeres continuaban forcejeando y empujando a los funcionarios.

Fue en ese momento cuando un grupo de hombres y mujeres que se encontraban en las inmediaciones --una docena, según la policía, y desde la calle, no desde las casas-- comenzaron a lanzar piedras y palos a los seis agentes que se encontraban en el lugar. Ante esta situación pidieron refuerzos y acudió un tercer vehículo. Cuando regresaron a la comisaría con la detenida, la decisión que se tomó fue no volver a la zona porque ya se había identificado a los implicados "y tal como estaban los ánimos, lo que podíamos crear era un verdadero problema de orden público que, de momento, no estaba. Por eso decidimos dejarlo y al día siguiente empezar a hacer las detenciones".

ACTUACION CORRECTA De este modo negó que, como denunció la Unión Federal de Policía (UFP) al día siguiente del suceso, no se realizara una segunda intervención en la calle Olof Palme porque no se disponía de material antidisturbios. "No es cierto en absoluto", recalcó el comisario Francisco Alonso. "Sí había medios antidisturbios suficientes, lo que se valoró fue la conveniencia de actuar cuando estaban los ánimos calientes y cuando había gente presente que no tenía que ver con la actuación primitiva", explicó. "La decisión que se tomó fue la correcta", subrayó Galán, quien aseguró sentirse "muy contento y orgulloso" del trabajo de los policías.

Sobre las críticas del sindicato policial al riesgo que corrieron los agentes "a pecho descubierto", Galán no consideró que esto fuese así, pues cuando un funcionario se siente en peligro dispara al aire "y ni siquera nadie hizo ademán de sacar el arma", señaló.

Galán restó importancia a los incidentes, que no consideró como una batalla campal, sino una actuación ordinaria que se complicó, y señaló que lo ocurrido no es un problema de seguridad, sino social. "Es un problema de unas familias que están enfrentadas unas con otras y que un día les da por quemar una casa y otro por romper unos cristales, y nosotros intentamos dar pruebas a los jueces y ponerlos a su disposición, pero no podemos evitar ese enfrentamiento que existe", dijo.

Tras los incidentes de la madrugada del miércoles la situación en la calle Olof Palme se ha mantenido en calma.