Un tema deja de ser menor si se convierte en un verdadero problema. Para desacreditar al grupo municipal de Unidas Podemos en Badajoz hay quien ha criticado la importancia que su portavoz, Erika Cadenas, le está dando a su ubicación en el palacio municipal, alegando que este interés repentino por conservar su despacho va en detrimento de su trabajo político. No acabo de entender por qué.

El espacio que un grupo municipal ocupa para poder realizar su labor de representación ciudadana no sería un asunto de interés informativo si estuviese resuelto con normalidad y no hubiese deparado en polémica, como así ha ocurrido. Para el grupo municipal de Unidas Podemos se ha convertido en una cuestión de dignidad y está en su derecho, porque este posicionamiento no es subjetivo si se conocen las circunstancias que han derivado en la actual situación.

Cuando el bipartidismo era dueño de las instituciones, los grupos con representación política en el Ayuntamiento de Badajoz gozaban de amplios espacios en la primera planta del edificio consistorial. Solo estaban PP, PSOE e IU. Hace dos legislaturas adecuaron tres nuevos y confortables despachos en la segunda planta, en lo que se conocía como el palomar. Alguno lo interpretó como un alejamiento de la actividad diaria en palacio, pero lo cierto es que también el PP se trasladó a las nuevas estancias. Se habilitaron tres: cada uno dividido en dos espacios, para el auxiliar administrativo que cada grupo tiene y para los concejales. Además, se acondicionó una recoleta sala de reuniones común, con una pared acristalada para uso de todos los grupos. En la legislatura pasada se incrementaron los partidos con presencia municipal. Entró Ciudadanos y ya no había hueco en la planta segunda, pero como los de la formación naranja se arrimaron al PP, ocuparon un despacho doble en la primera, lo que facilitaba además la comunicación entre los socios. Teniendo en cuenta en qué derivó la relación, seguro que se arrepintieron.

En esta legislatura ha entrado otro partido, Vox. Ya son cinco y en la segunda planta solo había sitio para tres. Así que decidieron reorganizar el espacio común, hacer desaparecer la sala de reuniones compartida y preparar otro despacho en la misma superficie. Unidas Podemos ocupó el de sus antecesores, Podemos Recuperar Badajoz, que con anterioridad fue de Izquierda Unida, por herencia natural y lógica. Como los de Ciudadanos gobiernan en coalición, sus cuatro concejales tienen despachos propios, aunque el grupo como tal carece de un aposento como los demás, una necesidad acuciante teniendo en cuenta además que la formación naranja tampoco tiene sede en la ciudad. Los demás partidos sí se costean las suyas. El portavoz y futuro alcalde, Ignacio Gragera, ocupó el que antes tenía Ciudadanos y a Vox le buscaron otro sitio en la segunda planta, no demasiado alejado del resto de los grupos, con dos despachos, uno para el auxiliar administrativo y otro para el concejal que se ocupa de Limpieza y Poblados, que además tiene otro en Pardaleras. Con la obra resultó un pequeño cubículo que Ciudadanos llegó a ocupar. Prueba de ello es que colocó su cartel en la puerta. Pero no debió cumplir sus expectativas y reivindicó lo que considera que le pertenece por supremacía. Llamó a la puerta de Unidas Podemos para que sea este grupo el que haga las maletas y se traslade al pequeño despacho que nadie quiere. Será un tema menor, pero puede interpretarse como un acto de humillación. Si el criterio de elección es por representatividad, la formación morada obtuvo más votos que Vox. Pero claro, a éstos cualquiera los mueve.