Hace unos días, la Asociación Unificada de la Guardia Civil alertaba a los conductores de ciertos fallos en los radares instalados en las carreteras extremeñas, por lo que les animaban a solicitar la foto con el fin de eludir el pago de la multa, ya que al parecer dicha foto pocas veces salía porque el rádar estaba obsoleto.

Cada vez es más frecuente ver que cuando determinados colectivos profesionales se cabrean con sus jefes, que en muchos casos es la Administración, sacan a relucir ciertos fallos, creando una gran desconfianza e inseguridad en los ciudadanos, que nunca logran averiguar quién les está engañando, si el jefe tramposo o los empleados vengativos.

Habría que tener cuidado con ciertas revelaciones , porque en este caso concreto a quien están haciendo la puñeta no es a Tráfico, que como mucho dejará de ingresar unos euros, sino a aquellos que creían que los radares funcionaban y salvaron sus vidas. Quizás mañana esos no levanten a tiempo el pie del acelerador, pensando que el radar no funciona. Hay medidas que no tienen precio, porque los radares no son sólo para cobrar dinero sino para reducir cada fin se semana el número de muertos.