La primera noche de preliminares del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz se saldó con un nivel a la altura de las expectativas que buena parte del público, que abarrotó el teatro López de Ayala, había depositado en las murgas concurrentes.

Es cierto que no hacía falta una bola de cristal para predecirlo, porque la calidad de las actuaciones de algunas agrupaciones está ya más que contrastada, fundamentalmente por la experiencia de lo vivido a lo largo de muchos años. Pero, en el mundo murguero, cada año tiene su afán. Y, si bien es verdad que la regularidad es la tónica general en las trayectorias de las agrupaciones murgueras, siempre ha habido -y habrá- altibajos, distintos grados de inspiración y proyectos que acaban cuajando, o no, por mor de no sé sabe muy bien qué factor.

De ahí que nunca haya que dar nada por supuesto. Porque, al comienzo de cada edición del certamen, todos los contadores están a cero, y las oportunidades para triunfar están equilibradas.

La sombra de Netflix es alargada

La sombra de Netflix es alargadaLa primera murga en saltar a las tablas fue la de Los Callejeros. Esta agrupación no solo se hizo presente durante los minutos que ocupó el escenario del López de Ayala, con su adaptación carnavalera de La Casa de Papel. Sus componentes estuvieron en la mente y las letras de varias de las murgas que les sucedieron en el escenario. El motivo: el resultado del sorteo del orden de actuación en el COMBA 2020, que volvió a atribuirles la responsabilidad de inaugurar el concurso. De ahí que se tejieran vínculos burlones entre la mano inocente de la niña que sacó la bola en aquel sorteo y las incógnitas que se generaron cuando, durante las pasadas Navidades, se vio a un trabajador de Loterías y Apuestas del Estado introduciendo bolas en el bombo del que habrían de salir los número premiados en la lotería de Navidad.

Los Callejeros se plantaron sobre las tablas como un grupo de atracadores carnavaleros, inspirados, estética y conceptualmente, por los protagonistas de la famosa serie ganadora de un Emmy internacional al mejor drama. Los monos colorados que vestían, el símbolo con la cara de Dalí estampado en el telón, y el furgón y demás elementos de atrezo no dejaban lugar a dudas. Pero, cuando entonaron la melodía del ‘Bella ciao’, al teatro en pleno se le aparecieron en la mente Berlín, Tokio, Nairobi, el profesor y toda su pandilla.

Los Callejeros sustituyeron, en su primer pasodoble, las ciudades que dan nombre a cada uno de los atracadores de las serie de Atresmedia por barrios de Badajoz, para acabar criticando las visitas electoralistas a dichos enclaves. En su segundo pasodoble tiraron de ironía para acabar afeando al nuevo gobierno de coalición el gasto ingente en que va a derivar la multiplicación de vicepresidencias del Ejecutivo. Las referencias a la política no acabaron ahí, puesto que en el estribillo relacionaron series y formaciones políticas, para acabar apuntando a La Moncloa como la verdadera Casa de Papel mientras sostenían un enorme porro con las manos. En los cuplés no faltó uno de los elementos que más se repitió a lo largo de la noche: el Satisfyer. Casi todas las agrupaciones cantaron algo sobre el aparatito en cuestión. Eso sí, cada una a su manera, con sus matices, bromas y chistes. El popurrí dio de sí para hablar del camalote, de Greta Thunberg, del quinto puente, del alcalde Fragoso, del deporte como método de adelgazamiento y del parque navideño de Lisboa, entre otros asuntos. Concluyeron su estancia en las tablas arrancando las palmas del público al ritmo de la canción que entonaban los partisano italianos allá por los años 40 del pasado siglo.

La ciudad como zoológico

La ciudad como zoológicoNo venía en absoluto mal traído el proyecto de la debutante Badazoo. Porque nadie puede negar que las ciudades -cualquiera de ellas- son, a veces, poco menos que un zoológico en el que reina el más absoluto descontrol y la ley del más fuerte. Su propuesta era, sin embargo, más amable. Y no es que estuviese exenta de crítica, sino que se volcaba también en otros apartados, y no en la mera comparativa de zoológicos y ciudades. La escenografía y la caracterización les ayudó a mostrar una ciudad de Badajoz plenamente tomada por distintas especies animales a las que presentaron a lo largo de su repertorio.

Su primer pasodoble aludía al deterioro de distintos elementos y espacios de la ciudad, pero concluía con una oda a Badajoz, a la ciudad que aman profundamente. El segundo de los pasodobles estudiaba la utilización de términos animalescos, y profundamente despectivos, por parte de los sujetos que agreden verbalmente a las mujeres, y la comparaba con lo eufemístico del término con que se ha designado al grupo de desalmados más conocido del país. Como estribillo, presentaron un cántico futbolístico local adaptado al tipo, y lograron, ya a la primera, que el público lo corease, que es el efecto que se espera con los estribillos. En los cuplés, más Satisfyer, pero, en esta ocasión, con un final más satisfactorio para el marido que acababa aliviándose las hemorroides con el cachivache de moda. Por lo demás, comparaciones de personajes públicos y animales, latinajos inventados para definir a políticos y protagonistas del papel cuché, lecturas creativas de algún cuento infantil y divertidos enfrentamientos de carnívoros y vegetarianos, entre otros muchos temas más.

Orgullo quinqui

Orgullo quinquiLos Water volvieron a demostrar la enorme capacidad que tienen para insuflarle vida y credibilidad a cualquier personaje que interpretan. En esta ocasión, vinieron a presentar al Piti, un tipo que, nada más verlo, y antes incluso de que los Water abrieran la boca, ya retrotraía a aquel cine quinqui que tanto éxito tuvo en la década de los 70 y 80, de la mano de directores como José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia. La melodías y los cantes que entonaron a lo largo de la actuación le dieron aún más verosimilitud a un personaje ya de por sí perfectamente caracterizado, que además aparecía incrustado en una escenografía en la que no faltaban ni el coche medio desguazado, ni un bidón con su neumático, ni el típico banco callejero.

En el repertorio, referencias constantes a la trayectoria carcelaria del personaje, a su querencia por lo ajeno, a sus pocas ganas de trabajar, y a la personalidad destartalada e indomable del Piti. En los pasodobles, una oda al carnaval, esa droga de cuya adicción confiesan que no quieren desintoxicarse, y una crítica dirigida a los poderes públicos a propósito del Casco Antiguo de Badajoz, de su historia y del estado hacia el que advierten que se encaminará, si no se pone remedio antes. Los cuplés los introdujeron con el ‘Quiero ser libre’ de Los Chichos para, después, bromear a propósito del parque navideño de Lisboa y de la puntería de la mano inocente que sacó la bola de Los Callejeros en el sorteo del orden de actuación del COMBA.

Finalmente, en el popurrí definieron de forma aún más nítida al Piti, nos dieron detallas sobre todo lo que se sitúa en el radio de acción e influencia del personaje, y detallaron algunas de sus hazañas y andanzas. Todo ello, además, aderezado con referencias a la actualidad y a la ciudad de Badajoz, y con buenas dosis de un humor inteligente, costumbrista, de lo cotidiano a lo absurdo, que hizo las delicias del público.

Profetas ‘steampunk’

Profetas ‘steampunk’La Castafiore demostró, en la primera jornada de preliminares, su solidez como murga, aunque solo medie aún un año desde que debutó sobre las tablas. Vino, así, a confirmar que su proyecto carnavalero no es sueño de un solo día, sino una apuesta segura para el futuro. Y del futuro, precisamente, hablaron -y mucho- las chicas de La Castafiore durante su actuación. Porque encarnaron a una suerte de profetas ‘steampunk’, como salidas de Mad Max, y trufaron su repertorio con vaticinios sobre los más diversos asuntos de actualidad.

Destacaron, especialmente, por la afinación de sus voces, por su fuerza y por el compromiso social que emanaba de sus letras. Abordaron en sus pasodobles temas tan delicados y controvertidos como la eutanasia, que estaba de actualidad por la aprobación en el Congreso de los Diputados de una ley para su regulación. Y no dejaron pasar tampoco la oportunidad de denunciar la desigualdad entre regiones que amenaza con quebrar a nuestra nación. En los cuplés, hubo referencias a Fragoso, al que fuera concejal de Fiestas, Rodríguez de la Calle y al nuevo jurado. Y consiguieron sorprender al hablar de un patinete cuando todo el mundo pensaba, por los dobles sentidos que utilizaron, que se estaban refiriendo a otro tipo de juguete más íntimo. Finalmente, interpretaron un popurrí cargado de referencias a la actualidad local, a la defensa del carnaval y temas relacionados con la defensa de la naturaleza, de la igualdad o de la justicia social. Merece una reseña aparte, también, su escenografía, obra de Artedeba, que se expuso dotada de monumentalidad y de un gusto exquisito.

Dalí, ese loco tan cuerdo

Dalí, ese loco tan cuerdoEn su retorno al concurso, los oliventinos de Los 3W nos deleitaron, de primeras, con una escenografía muy artística, elegante y con detalles del patrimonio local, que dotaba de una majestuosidad digna de reseña al escenario del teatro. Su caracterización, como el genial Salvador Dalí, también estaba bastante bien conseguida. Bigote enhiesto, traje elegante, y la barretina en lo alto para aportar el humorístico toque folclórico.

En su repertorio, le sacaron punta a múltiples asuntos de actualidad tejiendo hilos de unión con el tipo interpretado. Y, de ese modo, sacaron a relucir a Juan José Cortés, a Andreita y a Greta Thunberg, la serie La Casa de Papel, la exhumación de Franco, o la fiebre del reguetón.

En los pasodobles, defendieron y homenajearon a los comparseros, y justificaron su retirada momentánea del concurso, pidieron perdón por haber estado ausentes y confesaron que no pueden vivir sin el adictivo veneno del carnaval. En los cuplés, bromearon sobre el sorteo del COMBA y se burlaron de los aspectos más esperpénticos de la cruzada mundial contra la emisión de CO2 .

El momentazo de su actuación fue sin duda ese en el que Daniel Márquez (más conocido como ‘El Fary’ de Los 3W) parodiaba al niño ganador del programa Got Talent, a Hugo Molina, mientras que sus compañeros montaban tras él una cofradía que se cimbreaba al son de la saeta, ante el descacharre generalizado del público congregado en el teatro.

Las Sagradas Escrituras de los ‘Muraniños’

Las Sagradas Escrituras de los ‘Muraniños’Y resultó que esos que decían que venían este año a repartirse el testamento, eran, nada más y nada menos, que Moisés, Abraham, Noé, Adán y Eva, Caín y Abel, y otro puñado de personajes históricos del Antiguo Testamento.

Hay que reconocerle a esta murga su capacidad para montar un divertido sarao sobre las tablas del López basándose en cualquier tipo de excusa o historia. Reseñable es, también, la enorme capacidad de ‘El Cano’ para llenar el escenario con sus dotes expresivas e interpretativas. Y es que, como Moisés, estuvo, verdaderamente sembrado. Y lo bueno es que los compañeros no andaban tampoco a la zaga del aludido. Porque una actuación es imposible defenderla si un grupo entero no funciona.

El tema en torno al que orbitaba la actuación produjo, como es natural, numerosas referencias a las Sagradas Escrituras, a distintos capítulos del Antiguo Testamento y a sus protagonistas. En este sentido, cabe destacar que supieron resolver con solvencia y gracejo los 'gags' humorísticos vinculados a cada referencia religiosa. Tuvieron, además, el arrojo de aludir al Islam, con una sutil y brevísima parodia del mal que encarnan los extremistas para dicha religión. Le zumbaron la badana a ‘los ofendiditos’, a los que les disgusta que se hable de uno u otro tema, a los que tienen aversión a la libertad de pensamiento o expresión. Criticaron el despilfarro de los alcaldes en la iluminación navideña de las ciudades. Jugaron con las palabras para revelar que les desagradan tanto los programas de La Voz como el de VOX. Se carcajearon a cuenta del aspecto del alcalde de Madrid. E hicieron chufla hasta con los aparcamientos de ADEBA.