Era Carnaval y el condenado por homicidio en grado de tentativa llevaba un cuchillo de cocina 15 centímetros de hoya escondido en el disfraz. Según su abogado, José Duarte, al principio alegó que "como en su barrio son habituales las peleas y los enfrentamientos, normalmente suelen llevar algún tipo de defensa". Duarte reconoció que puede llamar la atención "porque precisamente a los carnavales sales a divertirte, parece que no es a eso a lo que sales, pero su argumento era que es normal en su barrio estar un poco prevenido".