TLta libertad de expresión es sagrada pero la ignorancia en la opinión o, directamente, la desinformación son instrumentos al servicio de la soberbia, el narcisismo, la vacuidad o la estupidez. El único límite que ha de tener la libertad de expresión es el código penal. Algunos, además, se imponen otros límites: la decencia, la ética, la educación, la elegancia, la sabiduría, el equilibrio. No podemos esperar, sin embargo, que todo el mundo esté a la altura. Amparados en la libertad de expresión, los más osados que no valientes, se refugian en el insulto, la ineptitud y la nadería.

Los nuevos tiempos, las nuevas tecnologías y las eternas tonterías nos traen una nueva estirpe que se abre camino entre la grosería y el hastío: el nuevo periodista. Dicen los gurús que en cada ciudadano hay un periodista dispuesto a comentar, edulcorar, amplificar o inventar una noticia, aliñada o no con fotografía, vídeo y testimonios y, por supuesto, salpimentada en el consiguiente blog. Un ciudadano que, junto a periodista, también se ha convertido en Gran Hermano que observa, escudriña, censura, justifica o vigila a su vecino, al del bar de abajo, al de la tienda de al lado, al político de turno, al médico, al maestro o al que se le ponga a tiro pendiendo sobre él la seria amenaza de ir a los medios o colgarlo en internet.

Por si no tuviéramos suficiente con periodistas, comentaristas, analistas, columnistas, arribistas, pesebristas y demás aristas y artistas, surgen, de vez en cuando, espontáneos que, para manifestar su desacuerdo o reforzar sus argumentos, acuden al dicterio y al que no consideran igual, lo ubican en la derechona y lo califican de franquista, reaccionario, fascista y de ahí para arriba, olvidando, con toda seguridad, que quien primero lo huele, debajo lo tiene.

Las palabras se las lleva el viento pero las biografías son la huella indeleble que define a cada ciudadano, Y, en Badajoz, todo el mundo sabe quién es cada uno, de dónde viene y a dónde va. Y sobre todo, qué es lo que le motiva. Empezamos a estar hartos de reaccionarios de una izquierdona que van perdonando la vida cada vez que los demás abren la boca. ¿O es que sólo pueden debatir con el insulto y si se les da la razón?