La base de la garita ubicada en el flanco derecho del baluarte de Santiago se desprendió la tarde del pasado miércoles. Los restos del torreón cayeron en varios trozos al foso ajardinado situado en las traseras de Colón. La policía local y el servicio de bomberos procedieron a vallar el lugar del desprendimiento, tanto en la parte superior como en el lugar en el que han caído los pedazos de la muralla, para evitar causar daños a las personas que puedan pasar por allí.

Tras lo ocurrido, la Junta de Extremadura se ha comprometido, mediante un comunicado, a comprobar la necesidad de consolidar de manera inmediata esta construcción, "para evitar mayores desprendimientos". Los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura están examinando el monumento. Posteriormente, mediante un informe se valorarán las causas del desprendimiento y se estudiarán posibles actuaciones.

CULPABLES Según José María Rossel, expresidente de la Sociedad Arqueológica de Badajoz, era necesaria una revisión para evaluar el estado del baluarte tras la construcción el párking de Menacho, porque de haberse hecho "quizás esto no hubiera pasado".

Sin embargo, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de la calle Menacho y adyacentes, Emilio Doncel, explicó que el aparcamiento subterráneo "no se apoya en el monumento", por lo que "resulta imposible que las obras realizadas estén relacionadas con el desprendimiento de la piedra".

Por otro lado, Alvaro Meléndez, historiador militar, afirmó que aunque los daños no son irreversibles, la peana desprendida "forma parte de las piezas originales, a diferencia de la parte superior de la garita, que son unas protecciones de ladrillos, que corresponden a tiempos modernos". Meléndez también puso de manifiesto la falta de cuidado y mantenimiento del patrimonio cultural por parte de los pacenses, que "no conocemos la historia de Badajoz".

El orejón de la cara derecha de la muralla, popularmente conocido con el nombre del Memorial de Menacho, fue construido por el ingeniero Martín de Gabriel en el año 1765 para reforzar las defensas de la muralla, que no se consideraban suficientes. A pesar de ello, el monumento ha sufrido todo tipo de ataques durante la Guerra de la Independencia española.

Fue entonces cuando nació la tradición que cuenta que el general Menacho murió en este lugar, víctima en uno de los asedios franceses, defendiendo la ciudad en 1811. Posteriormente, en 1893, se levantó el obelisco en homenaje al general en la superficie del párking, en la explanada que hoy ocupa el parque de Menacho.

Además, en este monumento tan significativo para la historia de la ciudad, también apareció en las instalaciones donde están situado los aparcamientos, una necrópolis del período islámico y un pequeño cuartel militar.