Las aguas en la Asociación de Radiotaxi andan revueltas. El motivo no es otro que el desacuerdo que existe entre los taxistas para modernizar el servicio a través de la instalación de sistemas de localización GPS en sus vehículos. El rechazo de la mayoría a implantar este sistema --que ya funciona en otras ciudades de España y que tienen previsto utilizar los de Cáceres y Mérida-- ha llevado a la junta directiva de la asociación a presentar su dimisión y adelantar las elecciones, según confirmó su presidente en funciones, Santiago Marabel.

Como no se presentó ninguna candidatura, se ha decidido establecer turnos de mandato de un año, que integrarán los socios siguiendo el orden de una lista a partir de enero. Las discrepancias sobre la implantación de las nuevas tecnologías en las 141 licencias que operan en la ciudad quedó patente cuando se sometió a votación la instalación de este nuevo sistema de gestión de flota. 59 taxistas votaron en contra, y 55 a favor.

Ante este resultado y tras comprobar que no se acercaban posiciones ni en esta ni en otras cuestiones, la junta directiva decidió dejar sus cargos antes de cumplir los dos años de mandato. Marabel explicó que cuando se pusieron al frente del colectivo su objetivo primordial era informatizar la central para que Radiotaxi estuviese "a la altura de las circunstancias y de los tiempos". En este sentido, defendió que el nuevo sistema a través de la implantación del GPS en los vehículos contribuiría, no solo a dotar de mayores medidas de seguridad a los propios taxistas, sino a mejorar "la calidad" del servicio, pues permitiría atender a los clientes con mayor rapidez, ya que en la centralita solo se recepcionarían las llamadas, que se comunicarían a los taxistas vía mensaje. Además, a través de una pantalla todos los vehículos estarían localizados.

El presidente en funciones añadió que la inversión necesaria para informatizar la central e instalar los GPS costaría a cada taxista unos 2.000 euros, un coste que se amortizaría en un breve plazo.

Santiago Marabel reconoció que los miembros de la junta se van "dolidos" al no haberse sentido respaldados y mostró su temor a que si no se concilian sus posiciones, la asociación se escinda en dos.