Acaba de ponerse en marcha el programa Vive el Verano, el pasado jueves en el parque de Castelar, una de las actividades que junto con Iberocio deberían ser --son--, de las más agradecidas y rentables para cualquier Administración. Todo lo que sea atender a los niños y a las niñas de las familias pacenses suele traducirse en una respuesta positiva por parte de sus destinatarios, lo que de por sí, ya es quizás la mejor forma de reconocimiento y de agradecimiento a la labor realizada. Y sin embargo, en ambos casos hay indicios de cansancio por parte del ayuntamiento, desde hace al menos tres años. Iberocio comenzó como una oferta para ocupar el tiempo libre de los niños y jóvenes en las vacaciones navideñas, del mismo modo que Vive el Verano en la época estival. La respuesta no ha podido ser mejor por parte de la ciudadanía, tanto de los pequeños como de los padres, pero poco a poco, la rentabilidad educativa, formativa y de convivencia se fue sustituyendo por la económica hasta desembocar en la desgana, de forma que lo que comenzó con dos semanas se ha quedado en cuatro días en el caso de Iberocio, y en el de Castelar, que comenzaba después de la Feria de San Juan, se deja hasta finales de julio. Quizás ese cansancio sea el que se refleja en otros aspectos del gobierno municipal.