Un tramo de 15 metros de longitud y 6 de altura del muro anexo a la muralla abaluartada de Badajoz, que sirve de contención a la escalinata y rampa de acceso al paseo de ronda y adarve del baluarte de Trinidad, cedió a las 9.50 horas del Jueves Santo por su base y se desplomó sobre tres vehículos que se encontraban aparcados a la derecha de la Vía Rápida, la calle Joaquín Rojas Gallardo, si bien no hubo que lamentar daños personales.

La voz de alarma la dio una patrulla de policía que pasaba por el lugar. Enseguida acudieron los bomberos, la policía local, el concejal Francisco Javier Gutiérrez y técnicos municipales, a los que se sumó después el alcalde, Miguel Celdrán. Todos coincidieron en que la causa probable del derrumbe está en "el reblandecimiento del suelo por las últimas lluvias".

Una vez establecido un cordón de seguridad, los bomberos limpiaron de tierra y cascotes la calzada. Los fragmentos de piedra y tierra de mayor tamaño se dejaron para ser retirados con máquinas y aprovecharlos para las obras de reconstrucción. Se cortó la electricidad en ese tramo y estaba previsto que los técnicos iniciaran una inspección más detallada.

También fueron retirados dos de los vehículos afectados, con daños menores, así como otros de las cercanías. El tercer vehículo afectado, de una empresa de alimentación que quedó literalmente aplastado por el peso de las piedras, la tierra y una de las farolas de la vía que quedó empotrada en el techo.

La parte afectada por el desplome es un relleno de tierra soportado por un muro de contención de piedra que conforma una rampa de acceso al baluarte desde el inicio de las calles Eugenio Hermoso y Joaquín Rojas. Queda otro tramo de unos 20 metros en pie que, según el alcalde, tiene algo de inclinación y ello supone riesgo de desplome, aunque "de momento no se puede apuntalar, lo que se hará cuando se tenga un estudio detenido y en colaboración con Patrimonio", dijo. Por ello se cortó el acceso y el tráfico en toda la zona.

El tramo carece de cimientos; su estabilidad la debía "al terraplén que existía y del que fue despojado el muro con arcos que queda a la vista tras la construcción de la Vía Rápida", dijo el historiador Alvaro Meléndez. Precisamente él había dicho en algunas de las visitas guiadas a la zona el estado de precariedad en que había quedado.