Dos días han bastado para que la brecha abierta en el pleno de investidura del sábado se traduzca en desavenencias irreconciliables. El motivo, el minuto de silencio que desde el 2014 se convoca, a propuesta del PSOE, en el ayuntamiento por consenso de todos los grupos políticos. Tras la última víctima, ayer hubo una nueva convocatoria en la plaza de España, pero el PSOE anunció que participará en la que ahora organiza la Delegación del Gobierno en Extremadura. El motivo que adujo el portavoz socialista, Ricardo Cabezas, fue la presencia en el acto del ayuntamiento del concejal de Vox, que «niega la violencia de género», aunque la delegada, Yolanda García Secon negó que se convocara por este motivo. Los socialistas piden conocer los términos del acuerdo que vincula con esta fuerza al PP. El concejal de Vox, Alejandro Vélez, fue avisado desde el ayuntamiento de esta convocatoria, y acudió con un cartel en el que podía leerse: «Ley de violencia intrafamiliar. Recursos para las víctimas, no para los chiringuitos ideológicos. Endurecimiento de las penas por agresión sexual», que resume el ideario de su formación. Ante la reacción del PSOE, Vélez manifestó que habría que preguntar a los concejales socialistas «qué entienden por tolerancia, no sé qué le habrá hecho mi persona, pero el acto poco respetuoso hacia la víctima, hacia mí y todos los ciudadanos que han votado a Vox lo comete el PSOE, que ha dado varias alcaldías a separatistas, independentistas y amigos de los terroristas». «Quienes se retratan son ellos», recalcó Vélez en referencia a los socialistas. Por su parte, el alcalde, el popular Francisco Javier Fragoso, lamentó que se polemice sobre este asunto y recordó que existe un acuerdo plenario «que yo voy a seguir cumpliendo». «Me hubiera gustado que de esto no se intente hacer política», dijo. Mientras, el concejal de Cs, Ignacio Gragera, evitó la polémica al defender que «lo importante es la presencia y no el lugar».