Diego Gallardo (Campanario, 1977) es una de esas personas que ha sabido convertir la afición en oficio, el arte en vocación y la pasión, en un trabajo constante al que se dedica por completo. Me extrañaría conocer al aficionado que no haya disfrutado, tanto en las redes sociales, como a través del Centro dedicado a este arte en la Plaza Alta, o actualmente, en Fuente de Cantos en su Otoño Flamenco , de alguna de esas imágenes, que componen su última exposición: Flamencuras . Porque así suponemos que empezó Diego. Fotografiando flamenco que al principio le parecería flamenquito , luego momentos flamencos y finalmente Flamencura pura y dura con la que mostrar al mundo que este arte es plástico, visual, tangible e intangible y que sobre todo, el flamenco es duende. Pura magia, para el que sepa verlo. Para el que sepa captarlo.

--¿Cómo consigue transmitir una noche única, un momento de duende a través de la fotografía?

--El duende convoca cuando convoca. No existen reglas, ni métodos. Al igual que se produce la conexión artista-público, debe darse artista-fotógrafo. De ahí que el fotógrafo dedicado a esta fotografía necesite cierta predisposición basada en conocer, saber y sobre todo tener capacidad de entender y sentir flamenco. Esa puede ser la base para poder obtener una fotografía con duende.

--¿Una imagen es suficiente para plasmar todo lo que significa el flamenco?

--(Se ríe) Creo que es imposible. Ni una imagen, ni un cante, ni un toque, ni un baile, ni ríos de tinta podrían condensar la inmensidad del flamenco.

--¿El color, añade o quita fuerza a una fotografía de este tipo?

--Todo depende del momento. No hay que cerrarse a nada. El blanco y negro puede ser tan eficaz, preciso y expresivo en un instante, como el color. Y viceversa.

--¿Qué es imposible plasmar a través de la cámara?, o ¿todo es posible?

--Como fotógrafo pienso que todo es posible. Al menos mostrar parte de una realidad, como decía antes, condensar todo un significado en una imagen, imposible, pero sí acercar dicha realidad a través de ellas. Aunque el quid de la cuestión radica más en que la foto llegue, transmita, hable sin hablar...

--¿Por qué el flamenco?

--Porque el flamenco es una música sin parangón alguno, que no tiene hermanos parecidos. Surge de lo más profundo del ser humano. El flamenco es tan anárquico como coherente, con la virtud de emocionarte, después enamorarte. De conseguir que llegue el momento en el que ya no te lo puedes quitar. Una música que se te mete en cada poro de la piel. No me preguntes por qué, pero me atrapó de lleno.

--¿Cuánto tiene que tener un fotógrafo de artista para poder capturarlo?

--Es fundamental cierta predisposición, en el sentido de que te ha de gustar y también de tener ciertos conocimientos sobre el flamenco. Conozco grandes fotógrafos que viniendo de otros campos han desistido o abandonado por desinterés o porque el concepto de fotografía nada o poco tiene que ver con lo que marcan las reglas generales. El fotógrafo flamenco ha de hacerse así mismo a base de necesidad.

Me explico de forma general y con un ejemplo: la fotografía es sinónimo de luz. En el flamenco la luz prácticamente no existe o es de calidad defectuosa. A lo que hay que añadir que el uso del flash es y debe ser prohibitivo, por algo tan simple como es el respeto hacia el artista que está en el escenario y también por respeto al público.

A partir de aquí ingéniatelas para evitar en las fotos aspectos como: ruido, dominantes, trepidaciones, carencia de luz, micros, cables, etc, etc.

--¿Qué tiene el flamenco que atrae a tanto neófito?

--En términos generales podemos decir que es un arte que posee un halo de interés cultural. De entrada atrae el rollito flamenco . El problema es cuando te encuentras directamente frente a frente, sin anestesias y sólo ante la inmensidad del flamenco. Seguiriyas, soleares, mineras, tarantas, tangos, jaleos, malagueñas, tonás, granaínas, verdiales, alegrías, caracoles, mirabrás, etc., etc. Muchos estilos (no palos como bien apunta mi estimado amigo y flamencólogo Paco Zambrano) que pueden resultar abrumadores ante las ganas de cualquiera. El flamenco es un arte de estilos tan elaborado e inmenso que es necesario y vital buscar la sencillez a la hora de explicarlo. La seguiriya representa la tragedia, el dolor, la muerte. La soleá el desamor, las bulerías la fiesta, etc, etc. Que te lleven de la mano en los inicios con el compás adecuado. Ya vendrá el momento en el que uno mismo se preocupe de aprender conforme a sus necesidades cuestiones como que las soleares de Jerez, por decir algo, son las más

dinámicas, cortas y rítmicas de toda la gama soleanera. Creo que en esto mucho tiene que decir la fotografía como elemento pedagógico inicial.

--¿Cómo surgió Flamencuras , su nueva exposición?

--Flamencuras surgió hace unos tres años. Cuando sentí la necesidad de ahondar más y más. Quizá fruto del día a día. Del ser consciente que había iniciado un camino irreversible. Cuando el flamenco te atrapa, chungo, (se ríe) Del escuchar, leer, hacer muchos y muchos kilómetros para tener todas las vivencias posibles en rinconcitos variados donde se vive y cuece el buen flamenco. Todo ello influyó de manera que me hizo buscar una fotografía más intimista. Aparté el retrato flamenco que hice en una primera etapa, más generalista y busqué las formas de sugerir visualmente flamenco. Al calor de peñas, tablaos, reuniones de aficionados cabales, concursos, etc. Lejos de teatros y auditorios donde a mi parecer se disfruta de otro modo el flamenco. Ni mejor, ni peor, pero de otro modo. Buscando más el momento, la esencia... Ese es el origen de una serie que configura un archivo de más de 3.000 instantáneas que a día de hoy continúo dando forma.

--¿Satisfecho del éxito que está teniendo?

--Satisfecho con todo. De todo se aprende.

--¿A dónde le gustaría llegar como fotógrafo?

--No pongo, ni imagino metas. Pasito a pasito. Saboreando y disfrutando cada instante. ¡Siempre a compás!

--¿Cuál es la imagen que aún no ha logrado capturar?

--Más bien pienso en las imágenes que ya nunca podré capturar. Aquellos que un día nos dejaron. Verdaderos Maestros, genios y artistas. Tanto arriba del escenario como abajo. Cuánto juego no daría el tío Porras...

--Su trabajo como fotógrafo flamenco no es algo habitual...

--Podría decirse que me dedico exclusivamente a la fotografía flamenca. He encontrado un punto en el que disfruto haciendo mi trabajo. La simbiosis perfecta; flamenco y fotografía.

--¿Cómo es la fotografía que ahora podría radiografiar su actual momento profesional?

--Podría decir que estoy en un momento profesional bueno en el que no dejo de aprender, compartir con todo el que quiere y crecer personalmente. Tengo mucha ilusión por llevar próximamente Flamencuras a Madrid, Córdoba, Jaén y especialmente a Rabat-Casablanca (abril 2014) y Lisboa (mayo 2014). Por eso de que el flamenco es un arte que no conoce de fronteras.

--Le hago la pregunta que le dejó la anterior invitada, Celia Romero, ¿cómo arreglaría una noche que se ha torcido?

--Pues querida Celia, con una noche de cante como el que tú sabes, enderezamos lo que haga falta. Un besito.