El complejo que conforma el Museo de Bellas Artes de Badajoz (Muba) no está en al completo. Coincidiendo con el centenario de la pinacoteca, que se celebra en el 2019, la diputación ha anunciado la rehabilitación y ampliación del inmueble donde el museo tuvo su primera sede propia, el situado en la calle Meléndez Valdés, que el organismo provincial adquirió en 1978 a la familia Pinna Crespo. La inversión calculada para esta obra es de 2.140.790 euros y, de momento, en el presupuesto del año próximo ya va recogida una partida de 200.000 euros para el proyecto.

El palacete de Meléndez Valdés fue la primera sede propia del Muba. Cuando el museo nació en 1919, a iniciativa del pintor Adelardo Covarsí, que fue su primer director (hasta 1951), se componía de tres salas situadas en la planta baja del palacio de la diputación, que se fueron ampliando paulatinamente hasta que el organismo provincial adquirió para su traslado el inmueble de finales del siglo XIX que había sido sede de la Banca Crespo. De manera provisional se inauguraron en 1979 la primera y la segunda planta mientras se realizaba la obra en la baja. El arquitecto fue José Mancera y en 1981 se abrió completo al público.

Debido a que el espacio expositivo se quedó pequeño, la diputación adquirió el edificio de la calle Duque de San Germán, que pertenecía al médico Regino de Miguel, que se incorporó al museo en 1997. Su contenido siguió creciendo y se agregó un solar que se sometió en el 2006 a concurso de ideas, que ganó el estudio Hago y del que resultó la ampliación con la construcción de dos edificios (uno integrado y adosado al de Duque de San Germán o otro de nueva planta en Francisco Pizarro), inaugurados en marzo del 2015. Estos nuevos espacios permitieron duplicar la pinacoteca e incorporar un área de exposiciones temporales.

Quedaba por rehabilitar el edificio de Meléndez Valdés, que tiene tres plantas de unos 350 metros cuadrados de superficie cada una. Enfrente, la diputación tiene en alquiler unas oficinas donde ahora funcionan los servicios administrativos del Muba.

La propuesta prevé ampliarlo con la incorporación de otra planta superior retranqueada, con más de 200 metros cuadrados, para agotar la edificabilidad de la parcela. Esta nueva altura debe ser aprobada por el ayuntamiento, según explica el jefe del área de Fomento, José María Ramírez. El primer paso será contratar el proyecto, que contemplará los usos definidos en el Plan Director del Museo. Habrá una zona de exposición con salas diáfanas que faciliten el traslado de las exposiciones temporales a este edificio, de forma que toda la superficie de Francisco Pizarro será solo para las permanentes. También se contempla una sala que discrecionalmente podrá utilizarse como espacio formativo o expositivo, localizada junto al acceso, con un espacio anexo dedicado a aseos y guardarropa. Además se habilitará una sala de conferencias y el almacén de fondos con una óptima utilización del espacio disponible y un taller de restauración donde se reservará una zona para fotografías de obras. Las características de este lugar permitirá que sea un espacio visitable de forma controlada. Por último, se reservará un área de dirección y administración para acoger las estancias destinadas al funcionamiento de la institución, que complementaría la existente en el edificio de Francisco Pizarro, con despachos, sala de reuniones, archivo y almacén de material de oficina.

La obra respetará «escrupulosamente» la fachada original, que está protegida. En la que da al patio interior se suprimirán volúmenes añadidos como la chimenea. Ramírez calcula que el proyecto esté terminado a mediados de año, para poder sacar a licitación la obra a finales del 2019.