La Diputación de Badajoz, propietaria del inmueble, prevé que el antiguo Hospital Provincial pueda estar en uso prácticamente completo en un periodo de tres años, según la información facilitada por la institución provincial tras la presentación --la tarde del martes-- del plan director que regirá la recuperación del edificio, cuyo desarrollo se plantea en tres fases. Un resumen de este plan a través de planos se puede consultar desde ayer en la web de la diputación.

En la primera fase se contempla la apertura del edificio a los ciudadanos, que podrán recorrerlo como si fuese una continuidad del entramado urbano, de forma que sus corredores sean "calles cubiertas" y sus claustros se convertirán en "plazas", según las describen los arquitectos Jaime Olivera y Daniel Jiménez, que junto a Julián Prieto firman el plan director, cuyo propósito es "convertir el hospital en ciudad y que la ciudad se apropie de él", dando viabilidad a la compatibilidad de distintos usos, privados y públicos, de forma que a partir de actuaciones "locomotora" se activen acciones posteriores.

En la primera fase se propone la recuperación del claustro del antiguo convento de las Descalzas (junto a la capilla del padre Rafael), del que se conserva una arcada ahora revestida de pladur y se abrirán las galerías cerradas, así como los falsos techos que ocultan los paramentos originales del edificio y sus bóvedas, como también se colocarán las conducciones y cableado en las zonas comunes para poder ponerlas en uso. En la planta baja, el plan director sugiere un equipamiento comercial y de restauración en torno a los claustros principales, de cara a las plazas de San Atón y Minayo e incluso un uso híbrido tipo gourmet. En el espacio comprendido entre las calles Manuel Fernández Mejías y Sor Agustina, donde se ubicaba el centro de salud, se situaría un mercado de abastos o de barrio, para el que se podría llegar a un acuerdo con Mercasa.

La segunda fase comprende acciones en el sótano, donde hay previstas 60 plazas de aparcamiento, dársenas de carga y descarga, almacenes y trasteros. En la planta primera se proponen locales comerciales, restaurantes, cafeterías, salones para actividades y un espacio administrativo con coworking (trabajo en cooperación) y semillero de empresas, en torno a los claustros principales. En la zona del edificio que se amplió en los años 80 (sobre el mercado de abastos, con entradas independientes), se prevén dos usos posibles, ambos con 3.500 metros cuadrados: la Escuela Oficial de Idiomas (con aulas y despachos) o la Escuela de Artes y Oficios (con talleres más amplios).

La tercera fase se desarrollará en las plantas segunda y tercera. También existen dos propuestas para el uso de la parte noble del edificio, la más próxima a San Atón y Minayo. Por un lado, se plantea una sede institucional para una entidad de futura creación, el Instituto de Arquitectura y Patrimonio (IAP), una iniciativa que según los autores del plan "se lleva tiempo gestando" y que dependería de la Junta de Extremadura. Ya existe en otras comunidades autónomas para velar por la gestión y el cuidado del patrimonio regional. Otra opción sería el traslado de la Biblioteca Regional de Extremadura, que contaría con una superficie superior a la del edificio de la Alcazaba y podría disponer incluso de un espacio para un pequeño museo. En la última planta se propone un uso estancial con apartamentos turísticos en régimen de alquiler o residencia de investigadores para profesores vinculados a la escuela que aquí se implante o a la Universidad de Extremadura.