Cada mes está más claro que las mociones que se debaten en el Ayuntamiento de Badajoz no sirven para casi nada, salvo para marcar posicionamientos políticos y salvar titulares de prensa. Ni siquiera cuando existe unanimidad -con lo difícil que es en los tiempos que corren- las decisiones de la corporación municipal llegan a ningún puerto, se enfoquen hacia donde se enfoquen. El ejemplo más claro y reciente está en la declaración institucional dirigida al Gobierno central, la Junta de Extremadura y la Diputación de Badajoz aprobada hace más de un mes, el 24 de octubre, para la creación junto con el ayuntamiento del Consorcio Monumental Ciudad de Badajoz. La propuesta viene de lejos y todos los partidos con representación municipal la incluyen en sus respectivos programas electorales. Así que el acuerdo fue sencillo, sin apenas debate. Se aprobó y ahí quedó. Nadie dio un paso adelante.

Al contrario, ha habido pasos a un lado. Ocurrió en la Asamblea de Extremadura, durante la Comisión de Cultura y Turismo. El PP presentó una propuesta para relanzar el citado consorcio y el PSOE no votó a favor, poniendo en evidencia a los socialistas de Badajoz, a los que han dejado a la altura del betún. El portavoz municipal, Ricardo Cabezas, se las ha visto y deseado para encontrar argumentos que sostengan la postura de sus compañeros en el Parlamento regional. No los hay. Ya puede decir que el problema es que la propuesta no estaba suficientemente argumentada, trabajada o concretada, o que no se fían del PP porque el Casco Antiguo lleva 24 años abandonado. Ya puede decir misa que la negativa del grupo parlamentario socialista no se sostiene y deja en muy mal lugar al PSOE de Badajoz, a su programa electoral y a las decisiones tomadas en el pleno del ayuntamiento. O falta coordinación o falta respeto.

Al alcalde, Francisco Javier Fragoso, no le preocupó en demasía lo ocurrido en la Asamblea. No hizo leña del árbol caído en la confianza de que es la Junta y su presidente quienes tienen que comprometerse, al margen del debate parlamentario.

Cabezas no tenía salvación y pensó en que si salía públicamente a confirmar que Vara apoya el proyecto, la polémica se cerraba y todos tan contentos. Pero por mucho que el portavoz municipal tenga la palabra del presidente de la Junta bien amarrada, lo cierto es que Vara aún no ha dicho esta boca es mía. Es más, oficialmente la Junta sigue afirmando que aún no hay un posicionamiento fijado sobre la participación en el mencionado consorcio y que, cuando lo haya, se lo comunicará al ayuntamiento directamente. Sin intermediarios, se entiende. La tentación era enorme y el PP de Badajoz no ha evitado sacar tajada de la polémica. Volvió a llevar al pleno de la corporación municipal otra moción, esta vez para dejar en evidencia al grupo parlamentario socialista, al que pide que se retracte y para comprometer a la Junta exigiéndole una partida presupuestaria. Otra vez el PSOE municipal entre la espada y la pared, pues no podía votar que no y tampoco queda bien meterse con los suyos.

Nuestros políticos son capaces de provocar el desacuerdo hasta cuando están de acuerdo. Es un don. No creo que la ciudadanía pueda entender el jaleo en el que se han metido, de difícil resolución. Más que un consorcio, esto es un Dislate Monumental que no puede deparar nada bueno. Ya solo cabe esperar que todos empiecen de cero y un día nos sorprendan con una convocatoria en la que las instituciones implicadas acepten firmar lo que el Casco Antiguo de Badajoz reclama y por derecho merece. Lo que no merece es lo que está ocurriendo.