Pienso en estos días en Bradbury, Huxley, Orwell y Dick . En Fahrenheit 451 , leer lleva a la gente a la infelicidad, a la angustia, a ser diferentes y, por tanto, hay que quemar los libros. El poder quiere a los ciudadanos iguales para controlarlos mejor. En Un mundo feliz , la humanidad es desenfada, saludable y avanzada tecnológicamente, sin pobres ni guerras, pero a costa de eliminar la familia, la diversidad cultural, el arte, la ciencia, la religión o la filosofía. En 1984, la policía del pensamiento, la lengua con fines represivos, el partido único, los ministerios dedicados al castigo y la tortura, a la guerra permanente, a la economía de vivir al borde de la subsistencia o la manipulación o destrucción de la historia para conseguir una historia oficial, son los ejes de una sociedad asfixiante. En ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? , el Test de Voight-Kampff dirime quién es humano o replicante.

Vivimos en una España fea y antipática, narcotizados por la televisión y sometidos a un poder político que, amparado en una supuesta ideología del bien absoluto, dice estar en posesión de la verdad mientras mezcla el discurso del buenismo con la demagogia de la propaganda y genera pobres, parados y desencantados en peligrosa sucesión geométrica. Los abucheos, el insulto o las acusaciones de sexismo, por poner algunos ejemplos de la verbena, no son más que operaciones encubiertas para esconder que el negocio no va bien y que la cólera o el cachondeo dependen de si la víctima es o no uno de los nuestros.

Así las cosas, propongo que don Mariano salga por televisión anunciando la disolución de su partido y la entrega inmediata y sin condiciones de todos los cargos públicos que ostentan al partido único, con la firme promesa de callar para siempre y ofreciéndose, tanto él como sus colaboradores más cercanos, a penas de reclusión mayor con el fin de expiar el indigno proceder de haber pensado diferente. Y para que no quede nadie al margen del abrigo del ser superior y sus congéneres, pueden crearse los blade runner para eliminar de una vez por todas a los replicantes. El pensamiento único y el poder absoluto no nacen en la ideología sino en la mente perversa del que cree que debe proteger a los ciudadanos de todos menos de él.