Esta no es la historia de un rey aftasí sino de la desaparición de su lápida, cuya inscripción se conoce e incluso se conserva un dibujo, pero no la piedra original, que debió ser reutilizada en alguna construcción de la Alcazaba de Badajoz.

Los profesores de Arqueología y Numismática de la Universidad Autónoma de Madrid Isabel Rodríguez Casanova y Alberto Canto García ofrecieron ayer una conferencia en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz sobre los avatares de este epitafio perdido, cuyo contenido es mucho más amplio del que sí se conserva en el museo, que fue encontrado en el siglo XIX en la Alcazaba, si bien antes de que esta lápida fuese hallada, ya se tenía noticia de la otra de mucha mayor extensión, que desapareció a mediados de aquel siglo.

Al-Mansur fue un rey de la dinastía Aftasí de Badajoz. Murió a mediados del siglo XI y la lápida que se conserva sería la antesala de la desaparecida que, según Alberto Canto, "es una de las inscripciones árabes más conocidas y estudiadas en España".

Del epitafio perdido de Al-Mansur se tienen noticias al menos desde el siglo XVIII por varios autores extranjeros, pero en una fecha indeterminada del XIX se perdió. A finales de ese siglo se vuelven a tener datos de su existencia por parte de estudiosos españoles, sin conocer toda la documentación anterior. La inscripción, en una piedra probablemente de mármol similar a la que se conserva, proporcionaba en cuatro líneas de texto información acerca de la fecha de la muerte del rey, su titulación y las fórmulas religiosas. Lo más curioso o característico de la lápida es que parece ser que la fecha de la muerte no solo estaba en signos de la hégira sino también el equivalente a la fecha castellana. "Y estas últimas palabras traían de cabeza a los arabistas, porque no sabían cómo interpretarlo", explica Isabel Rodríguez

Esta profesora cree que puede que la lápida se reutilizase en las obras posteriores, porque por esta época todo se desmonta para la remodelación del Hospital Militar. La posibilidad de que algún día se encuentre "aunque existe, es muy remota, porque en aquellos tiempos no se les daba el valor que tenían, solo era una losa de mármol de gran tamaño".

Estos dos profesores han recopilado documentación inédita en distintas instituciones, especialmente en la Real Academia de la Historia, como dibujos, transcripciones y traducciones de esta inscripción, que hasta ahora no se conocían, demostrando que efectivamente en el siglo XVIII se tenía noticias de su existencia y se conservaba in situ en la iglesia de Santa María de Calatrava, que fue una antigua mezquita. La fecha exacta de cuándo se perdió aún no se ha concretado pero saben que en 1828 permanecía en esta iglesia y que en 1845 sufrió el proceso de desamortización y ya no se conocía dónde estaba la lápida. Probablemente desapareció entre estas dos fechas.