Miguel Angel García Borrella, carpintero extremeño afincado en Madrid, y Juan Luis González Carballo, profesor de la Uex en Badajoz, ambos cacereños y aficionados a la astronomía, amigos, aunque no se conocen personalmente, acaban de poner a Extremadura en el mapa celeste tras haber descubierto dos supernovas, una hace un mes una y la otra el pasado 29 de octubre, que ya están registradas ante la Unión Astronómica Internacional.

Miguel Angel y Juan Luis son miembros del Foro Extremeño de Astronomía, donde aficionados y estudiosos comparten información y experiencias. Ellos establecieron contacto hace un año, cuando Juan Luis pidió a ayuda a Miguel Angel para fotografiar algún asteroide u otro elementos espacial. Fue producto de esta colaboración por lo que el primero descubrió hace mes y medio una supernova, "el evento más catastrófico del Universo: la explosión de una estrella".

Juan Luis fue el primer extremeño en entrar en esa reducida lista de descubridores y el cuarto español. Pidió colaboración a Miguel Angel, que fotografió a través del observatorio remoto de Monfragüe, una zona que él no podía ver desde su observatorio por estar nublado. "Me dio las coordenadas y, efectivamente, había un punto, el brillo de una explosión, como comprobamos al revisar las fotos".

Una semana después, Miguel Angel estaba conectado al telescopio de Monfragüe "para verificar que el material óptico estaba bien alineado", obtiene unas imágenes que cuando las examina, "descubro que en una galaxia hay un punto muy cerca del núcleo; verifico en los mapas y veo que es un descubrimiento", explicó.

"En ese momento te pones muy nervioso, llamas a la gente y hablé con Juan Luis, excelente astrónomo, y lo verificamos". Era 29 de octubre. Así se registró el segundo descubrimiento de una supernova por un extremeño en pocos días, el quinto en España.

"Para nosotros, para mí es el mayor galardón a nivel particular y científico como fotógrafo, pues yo no me dedico a esto profesionalmente; ha sido un regalo del cielo. Es muy dificil ver una supernova. Yo no las busco, me la he encontrado. Podría estar mirando toda la vida por un telescopio y no dar con ninguna nunca, podría morir dos veces y no toparte con una", cuenta emocionado Miguel Angel, en términos similares a como antes lo hizo su compañero Juan Luis.