Son más las familias que hay en lista de espera que a las que puede atender. El economato social de Badajoz tiene pendiente dar respuesta a más de un centenar de solicitudes y en estos momentos cuenta con 98 familias beneficiarias, 23 de ellas con miembros con alguna intolerancia alimentaria. «Nunca hemos podido superar las cien familias porque no hemos tenido suficientes recursos, si no llega, no podemos hacernos cargo», lamenta Mercedes Arias, responsable de este proyecto que funciona desde octubre del 2013.

Aunque el panorama económica en general parece haber mejorado con respecto a los años más duros de la crisis, en el economato no han percibido un descenso de usuarios. «A nosotros llegan familias que sufren pobreza moderada y su situación no es mucho mejor». Actualmente es una de las épocas en la que se está prestando ayuda a más familias, lo que es posible gracias a que la Cáritas de la Concepción-San Andrés sufraga el 25% del gasto de las familias que deriva, con lo que el economato solo tiene que asumir otro 25% (y no el 50% como en el resto de los casos), posibilitando así ampliar el número de beneficiarios.

También se buscan otro tipo de fórmulas para poder dar cobertura aunque sea a una familia más. Es el caso del puesto que ha instalado el economato en el Mercado Navideño, con el objetivo de reunir los casi mil euros que se necesitan para que un nuevo solicitante pueda beneficiarse de este servicio.

La norma general es que lo puedan hacer durante un solo año, para que puedan acceder otras familias «y ayudar así al mayor número de gente posible». Aunque hay una excepción, ese plazo límite no existe para las que tienen miembros con alguna intolerancia alimentaria pues, como explica la responsable del economato, son la única entidad que atiende a estas personas con necesidades especiales de alimentación.

La única ayuda estable que recibe el economato social es una subvención nominativa anual de 4.000 euros por parte de Ayuntamiento de Badajoz. El resto de fondos los obtienen concurriendo a las distintas convocatorias para proyectos sociales de instituciones públicas y privadas. Todo ese dinero se destina a la compra de alimentos con los que llenar las estanterías, mientras que el alquiler de la nave del polígono industrial El Nevero que ocupan se sufragan con las aportaciones de los socios, que pagan cuotas de 5 euros (para colaborar solo hay que llamar al teléfono 606 140 887).

También cuentan con donaciones puntuales de empresas, como una de 3.000 euros que acaban de recibir del Grupo Preving, que invertirán en la compra de pañales (uno de los productos más caro de los que se vende en el economato). La intención es que este artículo de primera necesidad, que tendría un coste para los usuarios de 8 euros, se pueda adquirir a «1 o 2 euros como mucho». Además obtienen ingresos a través de su centro especial de empleo, con tres personas ya insertadas en el párking de la Fundación Dolores Bas, una de ellas mediante una subvención de Ibercaja.

«Desde que empezó el proyecto siempre hemos estado a punto de hundirnos», reconoce Mercedes Arias, quien afirma que están abiertos a cualquier tipo de ayuda, no solo monetaria, también «de ideas» para poder seguir sosteniendo el economato y ampliar el número de familias beneficiarias.

Ahora el economato social abre una vez a la semana (los jueves por la tarde), pero la intención es que lo haga dos días para poder ofrecer una atención «digna» a los usuarios, que tienen que esperar largas colas al acudir todos al mismo tiempo.