Eduardo naranjo (Monesterio, 1944) vuelve a Extremadura. El artista recopila una treintena de trabajos de su propiedad, fechados en las últimas dos décadas, con el título El lugar de la figura. La exposición se inaugurará el 16 de enero y se mantendrá abierta hasta el 8 de marzo, en el Museo de Bellas Artes (Muba).

Cuando en junio de 2018, Naranjo presentó en el madrileño palacio de Gaviria esta misma colección --entonces bajo el denominativo de Obra Reciente--, comenzó a gestarse la idea de traerla a su Extremadura natal. Con el apoyo de la Diputación Provincial de Badajoz y justo cuando el museo celebra sus cien años de historia, la obra más reciente, del universal Naranjo regresa a la región, y lo hace veinte años después de su última estancia en este mismo espacio expositivo.

Además, según testimonian al artista, entre otros motivos, la muestra ha sido elegida «por haber sido la más visitada en la historia del Muba».

ENTRAÑABLE / «Para mí es un momento entrañable», asegura el artista. Se trata de la tercera exposición de Naranjo en Extremadura. «Un momento grande», sostiene Naranjo. «Es el mejor momento para volver a mi tierra y enseñar mi obra a nuestra gente». Tanto es así, asegura el pintor de Monesterio, que «me emociona más que cualquier otra muestra expositiva, incluso cuando llevé mi obra al Museo Nacional de Bellas Artes de Pekín».

Casi todos los cuadros objeto de esta exposición son propiedad del autor, y forman parte de una colección privada que bien podría formar parte de los fondos de la fundación museo en la que viene trabajando el artista con el ayuntamiento de la localidad. Es más, a estas alturas de su carrera, Naranjo no quiere deshacerse de estos cuadros. «Pienso vender muy poco», comenta Naranjo, para que «haya una obra que se pueda contemplar por siempre en algún museo».

Según expresa María Teresa Rodríguez, directora del Museo de Bellas Artes, en el díptico que publicita la exposición, «el desnudo, los autorretratos, la familia, sus orígenes extremeños, el paisaje, reminiscencias clásicas en contextos actuales, el entorno próximo, lo rural y lo urbano, el amor, los sueños, e incluso presencias que conjuran lo inquietante, se contemplan en este recorrido».

APOYO INSTITUCIONAL / «Muchas veces presumimos de la cultura y del arte ante los de fuera, pero en el fondo hay muy poco apoyo institucional», lamenta Naranjo.

«No sé si a nuestros políticos les interesa mucho, pues la cultura y el arte no dan votos». Aun así, el pintor espera que «las nuevas generaciones se den cuenta de que la humanidad ha despertado gracias a lo que llamamos arte». En este sentido, Naranjo profundiza en que el regreso de su obra a Extremadura pueda ser fundamento para que algunas obras importantes «se queden en la región».

Tras dedicar buena parte de los últimos años a compaginar la creación pictórica con exposiciones y la redacción de sus memorias, actualmente el artista acaba de finalizar un cuadro que empezó a pintar en 1970. Una obra casi olvidada con la que el autor se siente especialmente satisfecho.

Es un cuadro que recoge la imagen de su esposa, Marta, poco tiempo después de dar a luz a su primer hijo. «Una obra imaginada, un empeño muy difícil que ha merecido la pena». Quizá una de sus obras más laboriosas, que Naranjo ha reconstruido a partir de los recuerdos. «He conseguido, que al menos, la magia no falte», concluye.