Dice que el taxi es el termómetro del bolsillo ciudadano y que cuando éstos están faltos de fondos, los taxistas son de los primeros en notarlo. Francisco Luis es desde hace 15 años taxista en Badajoz y constata que los dos últimos años han sido difíciles para la profesión. "La actividad ha bajado muchísimo", recalca, mientras asegura que tras dos años de tarifas congeladas se han visto obligados a subirlas. "Veíamos que los ingresos eran los mismos que los gastos y no ha quedado más remedio", explica. "Los coches hacen muchos kilómetros, hay que renovarlos, hay averías y tienen que estar siempre a punto", enumera.

A pesar de que los tiempos no acompañan al sector del taxi, Francisco Luis confía en aguantar el chaparrón hasta que la economía se recupere "porque de todas las crisis se ha salido y siempre que llueve después escampa".