Mi posición sobre el cubo de Biblioteconomía ya la he expresado. Me gustaría que no fuera demolido porque creo que pueden convivir dos tiempos arquitectónicos distintos y, por tanto, no está justificado el perjuicio que va a causar. Eso es una cosa, pero otra muy distinta es culpar al alcalde si el derribo llega a producirse. Eso es lo que esta semana han hecho los socialistas en el ayuntamiento. Han pedido su dimisión si el edificio se derriba. Sólo en el contexto del año preelectoral en que nos encontramos, concibo esta petición. Entiendo por qué se realiza pero no la comparto en absoluto. Buscar titulares para ir posicionándose y hacerse más visibles ante la ciudadanía es lógico desde el punto de vista de la política de partido, pero culpar a un solo actor de una obra que fue decisión de dos es, cuando menos, injusto. El ayuntamiento y la Junta estuvieron de acuerdo. La Comisión Regional de Patrimonio dio el visto bueno y el ayuntamiento la licencia de obra. El que la sentencia no haga referencia a Patrimonio, no significa que ambas instituciones no hayan ido de la mano en la construcción del edificio. No comprendo que ahora, desde el grupo municipal socialista, se culpe a Celdrán si el cubo se derribara y pidan que dimita cuando presente el proyecto, porque será el momento en que alguien deba asumir las responsabilidades políticas.

Está claro que ese alguien para ellos tiene un nombre y una cara y pertenece a un partido contra el que luchan en la carrera electoral.

Son cosas de la política que yo no acepto. Se acusa al alcalde de no hacer otra cosa que alargar los plazos para que la demolición no repercuta en la próxima campaña. Es exactamente lo que hacen ellos al señalarlo con el dedo y al olvidar (¿olvido?) que la Junta dio su visto bueno.

Querer hace recaer en el alcalde la culpa de una acción que fue concertada es malicioso.