TLta propuesta del presidente José Antonio Monago de reformar la Ley Electoral extremeña ha hecho que algunos políticos de la región se echen a temblar.

Monago plantea para las próximas elecciones un sistema de listas cerradas pero desbloqueadas. Es decir, que en el 2015 los extremeños podríamos votar a los diputados o concejales que creamos más idóneos para representarnos, dentro de una lista, eso sí, que seguirían confeccionando los partidos.

La propuesta de Monago no es nueva. Ya la lanzó Esperanza Aguirre como respuesta a las demandas del 15 M. Incluso el PSOE lo contempló en su última Conferencia Política. El objetivo es tratar de evitar el grave alejamiento y cada vez mayor desconfianza que existe entre los ciudadanos hacia los políticos, propiciando para ello una mayor participación de los electores a la hora de decidir a los elegidos.

Pero ¿una reforma de la Ley Electoral, sea cual sea, va a resolver la falta de credibilidad y el descrédito de sufre la clase política?. Probablemente no, pero sería necesario comenzar a dar pasos decisivos en esa dirección. Y éste puede ser uno de ellos.

De todos es sabido que no en pocas ocasiones las motivaciones de los partidos a la hora de confeccionar sus listas obedecen más a criterios de amistad, cuota o influencia; y no tanto a los de méritos o capacidad. De ahí que luego nos encontremos con políticos incompetentes o, lo que es peor, de dudosa moralidad, que acaban desprestigiando a toda la clase política.

Es cierto que en el Senado rige el sistema de listas cerradas desbloqueadas y el ciudadano acaba votando a los candidatos que designa el partido; algo que sucede por el desconocimiento de las personas que se proponen. Sin embargo en la política municipal no existe esta disfunción. Aquí nos conocemos todos. Y si no, piense a cuántos concejales del Ayuntamiento de Badajoz jamás le hubiera puesto usted una equis en la papeleta.