TTtenía que ocurrir. Un día se desencadenan los elementos. Y, aunque no sea para tanto si comparamos con otras ocasiones cercanas, las partes bajas de nuestra ciudad se inundan. Se convierten en lagunas y eso acaba produciendo no sólo inconvenientes funcionales, sino daños en las propiedades de inocentes y pacientes ciudadanos, cuyo único delito es vivir allí donde no llega la atención del ayuntamiento. Porque los sumideros no están limpios, aunque haya habido tiempo sobrado a lo largo del año para dejarlos en condiciones de cumplir con su función. Y eso hace pensar, aunque la reflexión no sea nueva, que los servicios municipales están sobrepasados y no funcionan. Se cojan por donde se cojan.

Todo el mundo protesta. Ni la recogida de basuras, ni la limpieza de las calles. Nada. Se hacen obras inacabables. Se inauguran y a los dos días están hechas polvo o no cumplen por defectos de acabado o por falta de mantenimiento. ¿Qué pasa aquí? Se está gastando mucho dinero gracias al apoyo de la Administración central. Se destina a proyectos que son discutiblemente urgentes y nadie queda contento. ¿Y los barrios que no son el centro comercial o el casco antiguo?

No voy a ser yo quién esté en contra de invertir en la recuperación del meollo histórico de Badajoz. Ni mucho menos. Pero, cuando veo que con tres días de lluvia algunas partes de la ciudad se anegan me pregunto si ciertas obras son oportunas, si los criterios para gastar el dinero, llegue de donde llegue, son sociales o si están descaradamente destinados a favorecer a algunos barrios. Y aquí, todos somos Badajoz.

Esta ciudad es capaz de pasarse protestando semanas por otras cuestiones del centro, sin duda importantes, pero todos nos olvidamos de los barrios y no debiéramos hacerlo. Y el Ayuntamiento tendría que reflexionar muy seriamente sobre sí mismo. Si no es capaz de atender las necesidades mínimas de los vecinos, ¿para qué sirve? Se ha convertido en una máquina de recaudar y no vemos los resultados. Puedo entender sus dificultades, pero si no pago mis impuestos él no suele entender las nuestras.