El libro Memorias de un comunista , cuyo autor es el que fuera constructor Elías Zafra y que ha servido de base para que el concejal de Badajoz y presidente provincial del PP, José Antonio Monago, acusara al PSOE de cobrar un 5% de las obras que adjudicaban las administraciones gobernadas por los socialistas, incluye también un pasaje en el que acusa a la primera corporación del PP de Badajoz, en 1996, "de pagar una fuerte cantidad de dinero por algo que no se ha hecho" en una obra de pavimentación de los accesos a la alcazaba.

En un libro posterior, El dinero. El poder de los tiranos , es más explícito. En las páginas 23 y 24 afirma: "Los corruptos se están convirtiendo en mafia. Yo he comprobado que sólo en una obra de 24 millones de presupuesto, nada más que se han invertido 12. Y ante la sospecha de que se haya podido "desviar" una cantidad importante de millones de una obra de acerados en Badajoz, el grupo IU ha solicitado del Popular del Ayuntamiento de Badajoz la liquidación de la obra".

Más adelante, en la página 119, Zafra sigue refiriéndose a esa obra, y escribe: "Yo denuncio que de los 24 millones que valía la obra se habían llevado 11, y yo se lo comuniqué a las tres fuerzas políticas del ayuntamiento". De resultas de esa comunicación, según recoge Zafra en la página 62 del otro libro del que es autor, Memorias de un comunista , Miguel Celdrán habría dicho que había que meter en la cárcel a Zafra, a lo que éste habría respondido que quien podía ir a la cárcel era el alcalde. "A continuación tuve una reunión con Ramírez del Molino, Cristina Herrera, Antonio Ambrona y Miguel Bonilla (éstos últimos, funcionarios del ayuntamiento), les dije de todo y cuál es mi sorpresa que al poco tiempo me entero de que habían redactado un documento con carácter retroactivo diciendo que el dinero que había sobrado de la obra lo habían gastado en el cuartel de la Policía Nacional".

HUBO UN ACUERDO Según Zafra, de aquella reunión con los concejales y los funcionarios se llegó a un acuerdo: "Yo no haría nada (se entiende que no llevaría el asunto a los tribunales, cuya amenaza había hecho) a condición de que no dieran más obras a dedo ".

Por otro lado, en El poder de los tiranos , el constructor afirma que, a raíz de esa denuncia, se ha sentido perseguido por el PP, que le ha cerrado una industria de fabricación de hormigones y que Ramírez del Molino ha dado orden a la policía local de que denuncien su coche cada vez que aparque en la plaza de España.