Es vecino de Badajoz, donde nació hace 29 años, y entró en las entretelas del mundo del teatro cuando menos se lo esperaba. Estaba en paro, había sido albañil y hacía cursos cuando se enteró de que necesitaban a dos personas. El y un amigo que lo avisó acudieron y hasta hoy, que es portero y tramoyista.
¿Cómo llega usted al López de Ayala?
--Llevo ya cuatro años, hará en junio próximo. Antes yo estaba de peón albañil y hacía cursos, pero me quedé en paro. Entré por un compañero, que me avisó de que necesitaban gente, vinimos los dos y pudimos entrar.
¿Conocía ya el teatro cuando entró?
--Sólo había entrado una vez, a ver un concierto de Malú. Nunca más y no lo conocía por dentro.
¿Cómo funciona el teatro por dentro?
--Pues una veces está flojo y otras con mucha gente, lo normal. Pero mi trabajo está muy bien. Aquí se aprende mucho.
¿Se planteó alguna vez este trabajo?
--Cuando entré estaba parado.
¿Conoce a mucha gente interesante?
--De los famosos, conocerlos no, pero verlos, sí.
¿Haría otra cosa?
--Aquí tenemos cada uno nuestro puesto.