El arzobispado ha iniciado ya el traslado de los fondos documentales del archivo diocesano a la sede del antiguo obispado, ubicado en la calle Obispo Juan de Ribera, que ha sido remodelado para acoger y unir el archivo diocesano y el catedralicio, con el fin de mejorar su conservación y de facilitar el acceso a los investigadores y a todas aquellas personas que lo necesiten.

Cuando todos estén en la nueva sede se procederá al traslado del archivo catedralicio, cuyos documentos saldrán de la catedral por primera vez, según el archivero, Teodoro López, quien reconoció que "por una cuestión de orden" no se han movido ambos archivos al mismo tiempo, ya que hay que desplazar más de 10.000 cajas de legajos, pergaminos y papeles del siglo XIII hasta nuestros días.

A principios de año el arzobispo Santiago García Aracil inaugurará las instalaciones, que han sido remodeladas y acondicionadas para preservar estos fondos documentales de gran valor patrimonial y cultural de la humedad y de los roedores. La obra ha sido financiada por CajaSur, que ha invertido 360.000 euros. Sin embargo, queda por delante una ardua tarea: la informatización de los textos.

DEL SIGLO XIII Aunque una de las novedades es la unión de ambos, aseguró que "no se perderá la independencia de cada uno, por eso ocuparán espacios separados dentro del inmueble".

El archivo catedralicio comienza con la instauración en 1255 de la Diócesis de Badajoz hasta la actualidad y contiene toda la actividad que genera esta institución en grandes secciones, como la fábrica, la secretaría o la contaduría, que recogen información de la vida del cabildo, "la única institución que había junto con la municipal en aquella época". Contiene una gran colección de pergaminos, una importante documentación medieval de papel y de reyes, así como 60 cantorales con la música de los maestros de capilla del siglo XVII y del XIX.

El diocesano, en cambio, es "más joven", según Teodoro López, del siglo XVI hasta el momento. "Todos son archivos abiertos, porque están produciendo y generando documentación, a excepción de dos, que son las órdenes militares de Santiago y de Alcántara, que aunque se pueden consultar, están cerrados". A los que no tiene acceso el público es a la documentación de los últimos diez años, que es archivo de oficina, no histórico.

Teodoro López recordó que estos archivos "son la memoria histórica de la diócesis" e hizo un paralelismo con la memoria humana, que permite "fijar, conservar y evocar recuerdos".