TBtadajoz y sus sentencias, atajos, revolcones y su agenda donde caben más armas que en Vietnam y preguntones que no saben ni preguntar. Hay tanta cátedra en esta ciudad, tanto argumento y tanto conocimiento que el personal se crece en un tweet mientras en el cara a cara se desvanece. Hay tanto atrevimiento en Badajoz como canguelo y así nos va: fuera de la consulta, médicos; en la grada, miles de entrenadores; políticos fuera del parlamento que, sin duda, lo arreglarían todo con menos de la mitad de todo, incluido el tiempo.

¿Qué a qué viene todo esto? Pues viene a que aquí de fútbol y de medicina todo el mundo opina. Bueno, y de economía, de periodismo, del apareamiento de la sardina, de la física cuántica, del a qué saben las nubes y dé cuántas patas tiene un ciempiés. Eso, por no hablar qué son Bugs Bunny y el conejito de Pascua que, ya lo habrán intuido, conejos no son sino liebres pero verás cómo me lo discuten dos o tres. A Bárcenas hay que colocarlo en Badajoz como sea y aun siendo adolescente, que el bicho ya apunte maneras. Sin periodistas, no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia, dicen, pero muchas veces lo dicen quienes sin ser periodistas ocupan plaza, quienes no apuestan por el buen periodismo, quienes permiten cualquier juntaletras con tal de que la cosa salga, quienes se creen que son sin ser y quienes no se dan cuenta que, para que haya democracia, lo que no tiene que haber son periodistas al servicio de causas poco democráticas. Valbuena leyó el pregón de semana santa, una pieza de museo, literatura pura, emoción sin pausa y todavía hubo quien le puso peros. Los sindicatos se manifiestan un domingo por la mañana y bajo la lluvia por una democracia social y participativa, o sea, que yo estoy en La Habana, o en Caracas, donde, en fin, mejor me calló que luego me dan pal (sic) pelo. Y el Badajoz le gana al Cerro en un partido sin juego, entre algunos improperios y bajo un aguacero. Pues también hubo quien le puso peros.

Lo dicho: Badajoz y sus cacofonías, sus exabruptos, sus banderías y regüeldos, por no llamarles eructos. Aureola de santos varones, corona de excelsas damas, salidas de tono y sermones de madrugada. Lo dijo uno de los Demócritos: "Nada existe excepto átomos y espacio vacío; todo lo demás es opinión". Atenta la compañía: Badajoz presenta, para todos los públicos y en fin de semana, sus epifanías.