Los turistas y los badajocenses que quieran visitar la ermita de Pajaritos, vieja puerta de entrada a la ciudad construida sobre restos de una edificación anterior a la época medieval, podrán hacerlo a partir de ahora, como ocurre con otros monumentos como Espantaperros o Puerta de Palmas, toda vez que el alcalde Miguel Celdrán inauguró ayer la obra de restauración de este edificio del siglo XVI, que está unido a la alcazaba por un lienzo del recinto amurallado del siglo XVIII.

Celdrán recordó que los trabajos de restauración, que han costado 126.000 euros y han sido sufragados por el Plan de Dinamización Turística de Badajoz, han durado dos años.

También se mostró satisfecho por el hecho de reabrir la vieja ermita, donde se cuenta que pintó el cuadro de La Virgen de los pajaritos , de Luis de Morales, El Divino . Aunque el nombre también se cree que procede de la leyenda sobre un pajarillo que limpiaba moviendo sus alas el polvo a una talla policromada de la Virgen, que luego se trasladó a la iglesia de San Agustín.

El alcalde, que entregó las llaves de la ermita al presidente de la Asociación Amigos de Badajoz, Antonio Manzano, para que "le dé el uso desinteresado que crea conveniente", dijo, este colectivo "ha dado muestra suficiente de su amor a la ciudad". Por ello, señaló, no cree que ninguna otra asociación pueda molestarse por este trato; "si hay otras, que lo demuestren y se les atenderá", señaló, y añadió que ésta "ha hecho más que ninguna por dar a conocer Badajoz", en referencia a las visitas periódicas con guías voluntarios.

VARIAS POSIBILIDADES Antonio Manzano manifestó que "estamos estudiando varias posibilidades de uso, lo más probable es que se usen estas instalaciones como punto de información cultural de la ciudad y como lugar de encuentro para los participantes en sus visitas guiadas".

También destacó que esta rehabilitación supone la "recuperación de un monumento de Badajoz que está en un lugar muy importante y que tradicionalmente ha estado presidido por el abandono, pero poco a poco se va ganando terreno a la recuperación de la alcazaba".

La dirección de la obra es de la arquitecta Marisol Chamorro, quien explicó cómo se han alternado "las labores de recuperación con el trabajo de los arqueólogos que iban recuperando cada vestigio del edificio original". Se ha tratado gran parte del espacio, que queda con una planta de 40 metros cuadrados, aunque los arqueólogos creen que podría haber aún una estancia inferior que continúa sepultada. La obra ha recuperado las bóvedas, el suelo original y una primitiva puerta de la ciudad.