"Es cierto, perdí los nervios". Así se manifestó José Luis Sánchez Muñoz tras recibir el alta en el Hospital Infanta Cristina, a donde lo trasladó una patrulla de la Policía Local después de que un abogado impidiera que se quemara a lo bonzo en plena calle.

Cansado, con la chaqueta de pana puesta directamente sobre el cuerpo y oliendo aún a gasolina, José Luis, acompañado de su hijo --por el que ha permanecido 51 días delante de la Audiencia que él no llama palacio de justicia, "porque no me hacen justicia"--, cargaba en silencio en su coche los bártulos que ha montado cada mañana para denunciar la situación a la que se ve sometida su familia por no poder cobrar una indemnización impuesta por la propia justicia.

"Me dijeron que mi solicitud no se vería por la vía penal, después de reunirse los abogados y el fiscal, y perdí los nervios y me fui a por dos litros de gasolina", contó bajo la atenta mirada de su hijo, aún incrédulo. Y añadió: "Compre también un baño, para no manchar la calle y me rocié, pero cuando encendí la cerilla, mi la quitaron de la mano".

"La justicia no es justicia, nos han engañado a mí y a mi hijo", insistía, para recordar cómo los agentes de la policía local e llevaron al hospital, donde le dieron "el alta cuando me vieron más tranquilo".

José Luis Sánchez comenzó su protesta quedándose a dormir en una tienda de campaña hasta que en Navidad sufrió un ataque de apnea y lo llevaron a Urgencias. Tras este episodio dejó de quedarse a dormir.

Desde hace 51 días coloca un cartel en la pared, cerca de donde se sienta en una silla de cámping, con una mesa en la que pone los folios para la recogida de firmas --lleva 6.200--, y cada mañana cambiaba el número de días de su protesta.

Ayer, tras el triste suceso, José Luis volvió a su casa de Valdelacalzada acompañado por su hijo, que se enteró de lo ocurrido "porque me avisó mi madre". Fue lo único que comentó el joven.