La terraza de La Guarida de la Moska, en la plaza de Santa María de la Cabeza, abrió el jueves por la mañana con la mitad de los veladores y al completo por la tarde, cuando llegó la autorización del ayuntamiento. La intención de Juan Carlos Sola Casas es poner también hoy a disposición de sus clientes el interior del bar ya que si funciona la terraza «no me cuesta abrir la parte de dentro». El interior no es muy grande, solo dos o tres mesas, pero después de tres meses «todo lo que podamos hacer sumará». Lo peor es no poder usar la barra, «la parte más rentable porque es más rápida».

Para poder abrir el interior, han delimitado espacios con precinto «para intentar educar a la gente» además de insistir al personal en que esté pendiente. «Es muy complicado que en un bar se mantengan las distancias sociales -reconoce- pero creo que poco a poco la gente va tomando conciencia, sobre todo si estás muy encima de ellos». Para conseguirlo, las mesas no se pueden mover del sitio marcado en el suelo, «terminantemente prohibido».

Además, han introducido medidas de higiene. «Fregamos continuamente, tenemos tres productos, uno para las manos, otro para las mesas, un pulverizador para las sillas, bayetas independientes, guantes, mascarillas, todo lo que podemos, para que la gente se sienta lo más tranquila posible». Juan Carlos lleva tres negocios de hostelería en Badajoz. Caché Café Concierto, un pub en la Urbanización Guadiana, no puede abrir hasta la fase 3, y el bar Vuelve la Moska tiene la terraza muy pequeña. Este hostelero cree que si los negocios abren «es por desesperación, no porque sea rentable, hay mucha gente que lo está pasando mal y no se pueden tener los negocios cuatro meses cerrados».