Escolares de los centros educativos de los barrios al norte de las vías del tren, en la margen derecha del Guadiana, participaron ayer en una actividad del programa Plantabosques, promovida por Adenex, con la colaboración de las asociaciones de vecinos del Gurugú y El Progreso, de colectivos de la zona y el Instituto de la Juventud, para repoblar de árboles autóctonos la finca municipal de Las Cuestas de Orinaza, una antigua escombrera que fue rehabilitada ambientalmente.

Fueron alrededor de 175 escolares de los colegios Nuestra Señora de Fátima, del Santa Engracia, de La Asunción y de primero de la ESO del Instituto San José, que, acompañados por sus profesores y por monitores de Adenex, con el material facilitado por la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta, plantaron cientos de plantones encinas y alcornoques de segunda savia, según Francisco Parra, responsable de la actividad por Adenex, a quien acompañaron Ricardo Cabezas, presidente de la Asociación del Gurugú; y el técnico forestal y miembro de este colectivo, Julio Rodríguez.

Los participantes se reunieron junto a la guardería Las Acacias, a cuyas traseras se llevó a cabo la plantación, tras impartir Parra y Rodríguez una charla a los escolares sobre el significado de la actividad y cómo evitar accidentes.

El programa Plantabosques, que cumple 16 años, se inició en 2003 para repoblar zonas afectadas por graves incendios forestales en la Sierra de San Pedro y en Hurdes, «pues entendimos que además de actuar las fuerzas de emergencia y de seguridad, hay que concienciar a la sociedad sobre la necesidad de los árboles», explicó Parra.

Con la actividad se persigue que «los niños de la zona comprendan la importancia de los árboles para la vida, que los planten ellos y que después se encarguen de regarlos y mantenerlos», añadió.

Rodríguez pidió la colaboración de los docentes y de los niños mayores para organizar a los asistentes en grupos de cuatro, de forma que el mayor portase el zacho e iniciase la poza para poner el plantón y colocarlo sin que se pinchen, en el caso de las encinas, los más pequeños.

¿Y SI PISO UNA CACA? / Una vez avisados de posibles riesgos, como evitar caerse, pincharse con cristales, cardos, ortigas, así como evitar ratas y culebras, uno de los pequeños preguntó «Y si piso una caca, ¿qué hago?»; «pues limpiarte con la tierra o la hierba», explicó el monitor.

Rodríguez les animó a identificar sus árboles para encargarse después de su cuidado «y como viven más que nosotros, ese será nuestro legado; plantar un árbol es una de las cosas importantes que hacer en la vida», les dijo.

De los presentes, ninguno había plantado antes un árbol, por lo que se plantó uno para que lo vieran todos los escolares y pudieran seguir las indicaciones.

PLANTABOSQUES DE 86 AÑOS / Entre los participantes se encontraba Inés Macarro, que presumía de ser «plantabosques desde que comenzó el proyecto», manifestó esta mujer de 86 años, que aún ayer cogió su zacho dispuesta a seguir plantando encinas y alcornoques en la finca municipal de Cuestas de Orinoza --de 111 hectáreas--. Y recordó que «hemos ido a plantar a árboles a muchos sitios, a la Sierra de San Pedro, Hurdes, Guadalupe y los Ibores, Yuste, la zona de Mérida, Sierra de Gata y a otros. La última vez fui con un niño de 4 años para enseñarle a plantar».