Una gran escultura en bronce de 3 metros de altura y 700 kilos de peso que representa a San Vicente de Paúl arropando con su manto a un niño pequeño, sobre una peana que mide otros 3 metros, presidirá la plaza de Santo Domingo, en honor a los Padres Paúles, que están al cargo de la iglesia que da nombre a la plaza. Colocar esta obra en esta glorieta ha sido una decisión del Ayuntamiento de Badajoz y rematará la obra de reordenación de este céntrico enclave de la ciudad.

La estatua será algo mayor que la de Godoy, que mide 2,65, pero como dice su autor, José Manuel Gamero Gil, hasta que no esté colocada en su sitio no se podrá comprobar si la dimensión es la adecuada a su entorno. José Manuel Gamero Gil (Oliva de la Frontera, 1975) ganó el segundo premio de escultura de la primera edición de los premios Ciudad de Badajoz, y ahí empezó su vinculación con el ayuntamiento pacense. Esta será su primera obra expuesta en las calles de Badajoz, no así en otros lugares. Además de sus trabajos de pintura, gráficos y de diseño, de Gamero Gil destaca el monumento a Timoteo Pérez Rubio en su localidad de origen.

Para representar a San Vicente de Paúl, el escultor ha indagado en biografías, retratos e imágenes del santo, donde casi siempre aparece con una edad avanzada. Vivió en Francia entre los siglos XVI y XVII, su trayectoria estuvo siempre unida a los pobres y fundó la Congregación de la Misión Padres Paúles y la de las Hermanas de la Caridad, ambas presentes en Badajoz.

EN CORCHO BLANCO Para Gamero Gil, el carácter del santo viene definido por una frase que se le atribuye: "Los pobres son nuestros dueños y señores" y éste es el mensaje que ha pretendido plasmar en su representación. La técnica con la que ha trabajado es poco habitual, pues primero talló la escultura en corcho blanco (poliespán) y luego la modeló con plastilina.

Aunque en el primer boceto el santo aparecía mirando al cielo con dos niños, uno de ellos en los brazos, esta idea se modificó. Desde el punto de vista formal, el escultor ha conseguido --según explica él mismo-- que la escultura pueda visualizarse desde todas los lados, no ha querido que sea frontal sino que la ha dotado de cierto movimiento pues está algo contorsionada.

En cuanto al significado, ha pretendido que exista relación entre los dos personajes: el pobre (el niño) y el santo entregado al pobre. San Vicente tiene la mano izquierda en el pecho, como símbolo de generosidad y de entrega a Dios y su mirada es de cercanía al niño, al que cubre con su manto, "transmitiéndole la gracia divina". "Como va a colocarse a la intemperie, quería que el niño estuviese siempre recogidito debajo del manto", describe el autor, que ha tenido como modelo a su propio hijo para esculpir la pequeña figura. El santo y el niño aparecen andando, porque el escultor ha pretendido reflejar en ellos una actitud de avance.

La peana no está exenta de simbología. El artista la ha diseñado con un hueco en medio, que representa "el espíritu del santo, dejando espacio a la parte que no se ve" y se colocará de tal manera que a través de ese hueco, en la visión frontal de la peana, se verá la puerta de la iglesia de Santo Domingo, "como haciendo una invitación a entrar en el templo que está a sus espaldas". Con todo ello, Gamero Gil ha logrado "que haya una comunicación entre la escultura y la parroquia".