Hoy se cumplen cien años del nacimiento de Rafael Sánchez García, quien fuera capellán del antiguo Hospital Provincial San Sebastián y a quien popularmente se conocía y recuerda como don Rafaelito o padre Rafaelito. Su entrega a los demás, humildad y su cercanía con los más desfavorecidos son algunas de las virtudes que destacan quienes lo conocieron, que desde hace años esperan su beatificación.

El proceso, previo a la canonización, se abrió en 1990 y está paralizado en Roma a la espera de que se produzca un milagro. Desde su muerte en 1973 son muchas las personas que se han sentido favorecidas e incluso sanadas de alguna enfermedad por su intercesión, pero --como recuerda el vicepostulador de la causa de el padre Rafael, Gabriel Cruz, la Iglesia es "muy cauta y rigurosa" y debe existir una certeza científica y ninguna duda de que el milagro es tal.

Miles de personas visitan su sepulcro en la capilla del viejo hospital --en el que nunca faltan las flores-- y su museo. En el arzobispado se reciben decenas de cartas que dan testimonio de que ha habido "milagros morales", pues son muchas las personas que sienten que don Rafelito ha intercedido para encontrar trabajo, resolver un problema o, incluso, curar una enfermedad. Muchos, aunque no lo sea oficialmente, ya lo consideran un santo.

Para conmemorar el centenario de su muerte se llevarán a cabo varios actos esta semana, "sencillos" como era él --aclara Cruz--. Ayer su biógrafo, el sacerdote Manuel Amezcua, impartió una conferencia y hoy (20.00 horas) el arzobispo presidirá en la catedral una misa en su memoria. Además, se celebrará un acto eucarístico todos los días en su capilla (19.00 horas) y su museo abrirá por las tardes.