Amalia no pudo contener las lágrimas cuando, ante el espejo, se colocaba el pañuelo rosa en la cabeza. En esta ocasión no lo hacía para ocultar la pérdida de cabello, sino para unirse a la celebración convocada en la plaza de Conquistadores con motivo del Día del Cáncer de Mama. Amalia se emocionó al recordar tiempos peores y aunque la historia de su enfermedad no ha terminado, sólo sabe esbozar sonrisas para lanzar un mensaje de esperanza a las mujeres que, como ella, reciben un diagnóstico inesperado. «Yo ya pasé todo el tratamiento, la operación y ahora estoy en la época de descansito antes de operarme otra vez», contó con naturalidad, para después añadir que «se sale, salvo un pequeño porcentaje, te parece todo un mundo pero todo pasa». Ella lo descubrió hace un año en una revisión voluntaria. Su tumor medía un centímetro y cuando se operó a los 6 meses había crecido hasta 7. Ahora está pendiente de la reconstrucción.

El sábado era una de las muchas mujeres que, con camisetas rosas, participaron en la clase de zumba dirigida por Pilar Gragera y Gemma Viana, que consiguieron inyectar un mensaje de alegría entre los asistentes. Se vendieron mil camisetas. «Un éxito rotundo», constató Lola Alonso, de la AECC, que anunció que habrá más ediciones. H