El resultado de las elecciones del pasado domingo no deparó grandes sorpresas en Extremadura salvo la abrumadora mayoría absoluta del candidato socialista a la presidencia de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Con la aparición de nuevos partidos y la polarización de voto, los periodistas y analistas políticos sólo coincidíamos en un hecho: que las mayorías absolutas eran muy dificiles o casi imposibles. Nos equivocamos. En su última legislatura Fernández Vara sale por la puerta grande. «Se lo debía a mi partido», dijo en la noche electoral en el mayor alarde de sinceridad que he visto recientemente en un político. Con estos resultados Fernández Vara se quita la espinita de haber sido bajo su mandato cuando por primera vez el Partido Popular llegaba al gobierno de la Junta de Extremadura,

A partir de ahí, nada nuevo: el PP de Monago perdía votos, pero no tantos como esperaban o deseaban en Cs. Y Vox siguió en caida libre quedándose fuera de la Asamblea de Extremadura y con escasa representación local. Es obvio que en el espectro ideológico de la derecha no tienen cabida tres partidos. Y parece evidente que la opción de extrema derecha es la menos aceptada por sus electores.

Ahora quedan por resolver aquellos gobiernos locales donde son necesarios pactos. Cáceres y Badajoz se encuentran entre los ayuntamientos de las siete capitales de provincia donde el partido de Albert Rivera decidirá quién gobierna. Y se dejan querer. Han creado una comisión negociadora en Madrid. Otra en Extremadura. Y siguen mareando la perdiz imponiendo condiciones imposibles de cumplir para el Partido Socialista que ha ganado las elecciones en ambas ciudades extremeñas. ¿Alguien se imagina a Ricardo Cabezas o Luis Salaya «renegando» de Pedro Sánchez?. ¿O declarando en rueda de prensa que están a favor de la aplicación del 155 con tantas cosas que hay que arreglar en la ciudad donde quieren ser alcaldes? Hay cierta expectación de saber cómo va a salir Ciudadanos de este embrollo. El partido naranja no quiere diluirse en ese centro político donde el PSOE tiene la gran mayoría; pero a la vez quiere cambiar gobiernos de tantos años del PP, como sucede en la ciudad de Badajoz. La semana que viene sabremos cómo queda el tablero local. Y ojalá sea el que garantice la mayor estabilidad política. Los ciudadanos sólo quieren ya que los políticos se pongan ya trabajar, o lo que es lo mismo a solucionar los problemas de la ciudad.