«Nosotros hoy comeremos piquitos, pan duro o pan de molde». Esta broma entre dos repartidores autónomos de la Panificadora El Nevero dejaba entrever ayer que el desánimo que se apoderó el lunes de todos los empleados directos e indirectos de esta fábrica de pan había dejado paso al optimismo, después de comprobar que el 70% de las instalaciones se habían salvado del fuego y que la empresa comunicara su intención de reconstruir la parte afectada cuanto antes.

Provistos de mascarillas para protegerse del humo que aún se mantenía en la zona y con fregonas y cepillos en mano, trabajadores fijos y autónomos se emplearon a fondo desde primera hora en las tareas de limpieza de la panificadora, para que las instalaciones estuvieran listas cuando se pudiera retomar la actividad. «Estamos todos a una, esto es nuestra segunda casa», aseguraba Juan Carlos Moreno, uno de los trabajadores. «No ha hecho falta que la empresa nos diga nada, nosotros estamos a disposición al 100% para que esto salga adelante».

«En la empresa podían haber dicho que se acabó después de esto, pero han decidido seguir», valoraba José Pintiado, que es repartidor de pan desde hace 33 años.

A todos los empleados agradeció su gesto el gerente de la empresa, Carlos Monje, que explicaba que no había dejado de recibir apoyo y muestras de cariño desde que se produjo el suceso. «He tenido que parar a amigos que me traían tráileres de pan», decía.

Tras la intensa mañana de trabajo para poner a punto las instalaciones, al grito de «Sí se puede», empleados y gerente se hicieron una foto de grupo para mostrar su unión y sus ganas de salir adelante pese al infortunio.