Manuela Boyero tiene 53 años y lleva inscrita como demandante de empleo desde el año 87, tras trabajar como celadora. "En todo este tiempo no me han ofrecido nada", lamentaba tras presentar su documentación en la oficina de Servicios Sociales. Ha solicitado plaza en dos categorías, como operario de archivo y ordenanza, pero no se mostraba ilusionada con sus posibilidades. "Esto es como comprar un cupón y esperar a que te toque", comparaba. No tiene hijos a su cargo, pero su único ingreso es la pensión de su marido. "Un trabajo supondría mucho para mí porque todos estamos en crisis y la pensión no llega", reconocía. Ella fue una de las afortunadas que formalizó su solicitud sin sufrir las colas.