A las 10.50 horas de ayer, cuando profesores y alumnos aún desarrollaban su labor docente en las aulas del Instituto Castelar, de Badajoz, se disparó la alarma antiincendios y todos salieron de forma ordenada del centro pensando que se trataba de un simulacro como otros en los que ya han participado anteriormente. Solo que en esta ocasión se trataba de un caso real, supuestamente, por lo que la comunidad se reunió en el parque que da nombre al centro, alejados del mismo en previsión de que pudiera producirse alguna explosión.

Avisados los bomberos, cuando llegaron, junto con la policía local, el centro ya había sido evacuado y comprobaron que había saltado la alarma, que había humo y olía a quemado.

Los expertos del Servicio Antiincendios comprobaron que la alarma había saltado sin que hubiera fuego realmente, y que lo hizo «por un fallo en la bomba jokey, que alimenta de agua a presión a las bocas de incendios equipadas (BIEs)», explicaron.

«Es cierto que había humo y que olía a combustible quemado, pero era esa la razón», señaló el responsable del servicio.

Los bomberos señalaron que «una vez que se produjo la situación, aprovechamos para llevar a cabo un simulacro complementario». «Yo estaba en un examen», afirmó un joven, mientras un delegado de curso explicaba con detalle la situación de la bomba jokey. Cerca de las 11.30 horas, los bomberos se marchaban y los estudiantes y profesores volvían a las aulas.