13 años sin interrupción es mucho tiempo dando la oportunidad a cantantes aficionados de mostrar las dotes de su garganta e interpretativas en un escenario con público. La Asociación Juvenil La Trouppe lo ha conseguido con el Festival de la Canción de Extremadura. Ayer inició el proceso de selección con el primero de los cástings, que se celebró en la Sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, donde 40 artistas pudieron disfrutar de «la experiencia».

Ése es el principal objetivo del festival, según el regidor de la gala final, Manuel Labrador, que los participantes puedan «vivir una experiencia», porque el concurso no ofrece grandes premios ni una carrera musical. «Simplemente permitimos a la gente que le gusta la música vivir la experiencia de un cásting y de una gala profesional en la que se sientan protagonistas esa noche». De hecho, muchos repiten edición tras edición. Los tres primeros recibirán 500, 200 y 100 euros respectivamente, así como un trofeo en forma de micrófono.

El proceso de selección se compone de tres cásting: en Badajoz, Mérida (el próximo sábado 12 de noviembre en el hotel Velada) y el tercero, en el hotel Oasis de Jerez de los Caballeros el domingo 13. Este año no se ha organizado en Cáceres por falta de presupuesto, pero la organización no descarta retomarlo en la próxima edición. La selección es global, de forma que el centenar de participantes que se han apuntado lo hacen en igualdad de condiciones. La Asociación La Trouppe cuenta con el apoyo del Instituto de la Juventud de Extremadura, y de la diputación, además de patrocinadores privados, el 90% jerezanos. La gran final con los 16 finalistas se celebrará en una gala el 10 de diciembre (20.00 horas) en el cine teatro Balboa. Los participantes proceden de toda Extremadura, y también de Huelva, Córdoba y Sevilla.

Ayer había nervios pero sobre todo ganas de disfrutar. La sala se quedó pequeña para el público, integrado por amigos y familiares de los concursantes, que este año, como novedad, podían interpretar la canción acompañados de un instrumento (una guitarra o un teclado), además de la base musical que siempre llevan. «Es una manera de hacer crecer la gala y ellos se sienten más seguros», apunta Labrador. Muchos se lo plantean como «un salto» para probar nuevos escenarios e incluso llegar a programas de televisión.