Es una despedida anunciada. Moisés Cayetano ha dejado de ser el portavoz del PSOE en el ayuntamiento. Muchos no le perdonan que se fuese de IU al PSOE. Entre esos muchos hay bastantes que pertenecen al partido que lo acogió de segundas y lo encumbró a la portavocía.

Tanto el PP como IU han tenido en Moisés un blanco fácil de sus continuas críticas, porque difícilmente se podía sostener que quien durante tantos años realizó una pertinaz oposición contra el PSOE desde IU, ahora estuviese enfrente, obligado a asumir argumentos que antes detestaba. Esta difícil situación hizo que estallase durante un pleno. Todos los que conocían su trayectoria se sorprendieron al ver a un Moisés desencajado. Cuesta sobrellevar que tus propios compañeros no se fíen de tí.

Para Cayetano lo más difícil ha sido hacer compatibles sus posicionamientos juiciosos con los de un partido que originalmente no era el suyo. Ha ocurrido en cuestiones que domina como el urbanismo, donde sus argumentos eran incompatibles con que los dirigía la Junta. Seguirá de concejal, pero en política ha tocado techo, para desgracia de la clase política, que tiene en él a un digno representante.