Cae en mis manos en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, una edición facsímil del cuaderno dedicado a la Provincia de Badajoz de la publicación Crónica General de España del año 1870. Su autor, don Manuel Henao y Muñoz, escribe una introducción que no tiene desperdicio, y con lenguaje e interpretación de casi 150 años parece de plena actualidad. Me van a permitir que transcriba algunos párrafos casi literales.

Tras hacer una comparación del pasado glorioso de Grecia y su degradación posterior, con el pasado romano de Extremadura y su legado, dice «cuando fueron arrojado los árabes del suelo español, entonces quedó abandonada casi completamente y empezó a dormir el sueño letárgico del que aún no ha despertado», «se encuentra hoy en pleno siglo XIX condenada a vivir la vida de la ignorancia y atenta solo a producir lo que puramente necesita, por carecer de medios de dar extensión a su comercio».

«Habiendo tenido Extremadura muchísimos hombres ilustres que han ocupado primeros puestos en la gobernación del Estado, nada han hecho por sacarla de esa postración en que yace, y que además de ser muy conveniente para sus hijos, sería también de gran provecho para la nación entera. Extremadura necesita un pequeño auxilio, necesita que fijando el Gobierno sus ojos en ella, le conceda lo mismo que ha concedido a otras provincias infinitamente menos ricas y productoras, menos inteligentes y dispuestas, y menos sacrificadas y dignas de consideración, por lo mismo que ha sido la que menos exigencia ha tenido». Con esta crónica «quisiéramos que con su lectura despertasen nuestros compatriotas y lanzándose por el camino de la civilización y del progreso, conquistaran en el poder la influencia que le es tan necesaria para levantar el espíritu de nuestros pueblos y para llevarle los medios necesarios que aumentarán su prosperidad con el desarrollo de su agricultura, su industria y de su comercio, a que es tan acreedora, y lo que hubiese logrado ya si la ingratitud de sus hijos no la hubiese condenado al olvido y a la impotencia».

El texto es de 1870, en 1863 llegó por primera vez el tren a Badajoz y en 1880 a Cáceres, y casi un siglo y medio después seguimos perdiendo el tren. Ya es hora de subirse a tiempo al tren de la historia.

*Economista