Ya tenemos un extremeño en Madrid. Muchos lo pedíamos a gritos cuando Rajoy nos tuvo tres días elucubrando sobre el nuevo gobierno, y aunque no se trate de un ministro, de ese nivel sólo hemos sido capaces de colocar a Maria Antonia Trujillo al frente de vivienda, Germán López Iglesias ocupa ya un puesto muy relevante como director general de la Policía Nacional. Sin duda, un merecido colofón a su larga trayectoria política.

La amistad y el casi ser paisanos del nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, cuya gran parte de su familia vive en Extremadura, ha hecho que, por fin, un extremeño y de Badajoz ocupe un puesto de toma de decisiones que, no me cabe lugar a dudas, beneficiará a Extremadura. Y lo hará bien al frente de la Policía, aunque en algunas tertulias nacionales hayan llegado a cuestionar su valía por el simple hecho de proceder de Badajoz. Ya sabemos que hay mucha incultura mal intencionada. Y le irá bien, no sólo porque tiene experiencia en la organización y contacto con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado siendo delegado del Gobierno en la región. Sino porque la principal cualidad de este político es su capacidad para dialogar y conciliar. Lo puso en valor dentro de su propio partido, el Partido Popular, cuando hace unos años se posicionó en el bando perdedor y aún así siguió teniendo la confianza de los que se quedaron dirigiendo el partido. Y lo estaba demostrando ahora como primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Badajoz en esta legislatura tan complicada para Francisco Javier Fragoso.

Algunos dirigentes del propio PP temen que su ausencia en el ayuntamiento pueda pasarles factura. Germán López Iglesias era una pieza clave, no sólo en la coordinación de las concejalías, sino también en la difícil relación con los grupos de la oposición. Se verá.